Aromas de Andalucía se 'abren paso' en el Valladolid del barroco

Relato bíblico aparte, lo cierto es que la salida y procesión de esta cofradía, la más joven de las vallisoletanas tras su refundación en el año 2011 (la original es de 1950), despierta una gran expectación y, al tiempo, críticas de los sectores más 'puristas' del mundo cofrade de la ciudad. Así, son frecuentes los comentarios en redes sociales y en ambientes muy concretos en los que se critica a esta hermandad tanto por el estilo de sus esculturas, muy diferente al del barroco de la Escuela Castellana, como sucede, por otra parte, con otras imágenes que sí desfilan en la Procesión General del Viernes Santo, y, muy especialmente, por la forma en que procesionan por las calles de la ciudad.

El hermano mayor es Santiago Capote, que ha impulsado en la Cofradía el estilo propio de su ciudad de origen, Jerez de la Frontera. Ello, junto con las críticas, despierta una gran expectación en la ciudad hasta el punto de que, en la tarde noche del Domingo de Ramos, entornos urbanos del recorrido, como San Martín, Angustias o Vera Cruz, sedes, a su vez, de cofradías más tradicionales, se presentaban abarrotadas de pueblo fiel y curiosos ávidos de contemplar las peculiares 'levantás' del paso y las arengas de Capote con frase del estilo de «Al Cielo con Él» o «Todos por igual». Estas formas de expresión son recibidas en ocasiones con aplausos por buena parte de los asistentes, sobre todo cuando la exaltación del paso es especialmente acertada, si bien otros consideran que en esta ciudad no es habitual reconocer de esta forma la labor de los costaleros y el capataz.

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Cabe resaltar que el paso de la Sentencia es llevado a costal (el único que desfila así en la Semana Santa vallisoletana) o, para ser más exactos, con el estilo propio de la 'molía' jerezana, llevando el grupo escultórico al ritmo de las marchas procesionales, algo también poco habitual, que, en esta edición, interpretaba la banda de Cornetas y Tambores de 'La Piedad'.

La procesión también vivió un momento de tensión en la Rúa Obscura, uno de los puntos del recorrido en los que se concentra más público, al toparse la procesión con un cable del tenido eléctrico. Uno de los 'discípulos' se subió al paso y, con una vara de mando, en mitad del baile del 'paso', hizo su propia 'levantá', la del cable, y la procesión siguió su curso entre besos y abrazos de los hermanos.