«Nos hemos acostumbrado al frío»: así es un día en las aulas de Castilla y León
Abrigos y bufandas están estos días muy presentes en los centros escolares, donde se notan las bajas temperaturas en un curso en el que el coronavirus obliga a una buena ventilación
M. Antolín
Con hielo y nieve aún en las calles tras el paso de la borrasca Filomena y con temperaturas gélidas por la ola de frío posterior que ha hecho mella en los termómetros de la Comunidad, las aulas de Castilla y León también intentan capear el ... temporal. Y es que durante este curso, marcado fuertemente por las medidas de seguridad para hacer frente al Covid-19, la climatología ha cobrado un protagonismo especial. A los geles, las mascarillas y la distancia de seguridad se suma la necesidad de mantener ventilados los espacios al inicio y al finalizar la jornada, durante los recreos y durante diez minutos entre clase y clase, algo que hace muy difícil mantener el calor habitual de una clase, teniendo en cuenta las bajas temperaturas -bajo cero a primera hora de la mañana -que registra la mayoría de la región durante estos días.
En este escenario e inmersos ya en la tercera ola, los centros se esfuerzan por mantener el «equilibrio» entre el protocolo de seguridad marcado por la Consejería de Educación, que esta misma semana ha recordado a los colegios que no es necesario tener las ventanas abiertas durante toda la hora lectiva, y la temperatura del aula. Pero «no siempre es fácil», reconoce el director del Colegio Jesús y María de Valladolid, Domingo Cano , que considera que se está haciendo complicado para los centros conjugar ambas cosas. «Estamos siendo muy laxos con la aplicación del régimen interno en cuanto al uniforme. Si hay alumnos más sensibles al frío, se les deja utilizar prendas de abrigo durante las clases», relata.
Y también lo hacen los profesores en un curso en el que «se está haciendo un esfuerzo muy importante en calefacción con más horas y más potencia», indica Cano, cuyo centro puso en marcha las calderas días antes de que los alumnos volviesen de las vacaciones ante el intenso frío en la Comunidad, que llegó a retrasar un día la vuelta en algunas zonas por las dificultades originadas por la nieve. «Aún así, la temperatura no sube hasta los 18 o 20 grados, se queda en 13 o 14», indica, y hacen frente a las circunstancias con algunos medidores de CO2, aparato que la Junta tiene la intención de extender a todos los colegios e institutos , y filtros de purificación del aire EPA en las tres aulas que tienen peor ventilación, sufragados por el centro. Hasta ahora no han recibido quejas generalizadas de familias ni tampoco de los estudiantes, que afrontan la situación con resignación y comprensión.
«Sí se nota bastante el frío, pero desde el mes de septiembre estamos acostumbrados a abrir las ventanas y las puertas y nos hemos ido habituado un poco a la corriente, al frío, que obviamente estos días se nota más, pero se soluciona con más capas, con un montón de abrigo... Estamos muy abrigados», explica la estudiante Esther de Frutos. Cuentan con el apoyo de los profesores a la hora de protegerse del frío en el aula y, por el momento, no se han detectado catarros.
Desde la patronal de los centros concertados Escuelas Católicas explican que los colegios se están adaptando a la ola de frío con «más horas de calefacción, radiadores de apoyo, flexibilización en el uso de los uniformes, prendas de abrigo y mantas, aunque esto último no es lo general», indica su secretario autonómico, Leandro Roldán. «Ni padres ni alumnos se están quejando, sino que todos están haciendo un esfuerzo por adaptarse porque comprenden que estamos en una pandemia y que esto es transitorio y pasará», relata.
Problemas en los accesos
Por parte de los centros públicos, la sección de Enseñanza del sindicato CSI-F, el mayoritario en el sector, aseguran que sí hay quejas por el frío intenso que se está pasando en los colegios. «Hay también problemas en los accesos por acumulación de nieve y hielo», explica su presidenta, Isabel Madruga, que considera que las clases deberían haberse suspendido durante esta semana tanto por las dificultades generadas por el temporal -ayer 59 estudiantes no pudieron asistir a clase por ese motivo- como por el número elevado de contagios que se están registrando tras la Navidad. «Hay aulas que tienen una temperatura de nueve grados, cuando por prevención de riesgos laborales se establece que la temperatura no debe bajar de los 17», una situación que ya han puesto en conocimiento de la Consejería.
En muchos lugares han encendido antes del regreso las calefacciones, pero «en otros puntos se han estropeado por el temporal». «Nos dicen que están llevando mantas y ropa térmica a clase», un problema que se habría evitado «si se hubiesen instalado los filtros de purificación de aire que habíamos solicitado para la ventilación», señala Madruga. «Esto es duro para alumnos y profesores y hay muchos que lo están pasando mal por el frío», subraya. También hay mucha «incertidumbre» y «miedo» al contagio y los docentes solicitan ser grupo prioritario para la vacunación, así como disponer de mascarillas FPP2.
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