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Guillermo Garabito - La sombra de mis pasos

Fascistas redomados

«La anomalía democrática de la que hablaba Iglesias será esta, que un vicepresidente tenga una legión de mercenarios a la que llamar cada vez que se le antoja que hay que hacer una nueva revolución»

EFE

La democracia no está en un contenedor en llamas, de esos que recorren las calles de Madrid y Barcelona. Por suerte, la democracia no son estos gilipollas que han tomado las calles en nombre de Pablo Hasél.

A Pablo Hasél, que le defienda su abogado, ... porque al personal se le defiende en la sala de un juzgado, en la tribuna de un periódico o si sus padres le hubieran dado dos tortas a tiempo, pero a sus 33 años me temo que ya no tiene solución. Tampoco lo que hace esta gente, que es vandalismo con el que tenemos que tragar el resto de los españoles, porque no están dispuestos a pagarse un psiquiatra que les medique las frustraciones y los traumas. Esas averías que no saben gestionar: la diferencia entre lo que sus padres les dijeron que serían y para lo que han quedado. Ese complejo mesiánico, de camisa de fuerza, de creer que el vicepresidente te habla a ti y sólo a ti cuando lanza una «alerta antifascista», que es el código secreto con el que activa a estas hordas que acuden disciplinadamente a su llamada destruyendo todo lo que encuentran.

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