Educación

Estudiantes «de oro» en Física

Las alumnas de Bachillerato Lucía Echevarría Soto y Patricia Rupérez Fernández logran colarse en los puestos séptimo y no noveno, respectivamente, en la XXXII edición de la competición nacional sobre esta asignatura

C. Rosado / P. Sedano

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ABC

«La pasión de un profesor por enseñar se contagia»

Sus sueños son los de cualquier estudiante de su edad. A sus 17 años, acabar sus estudios de Bachillerato, superar en unos días la EBAU y poder acceder a la universidad son sus afanes ahora, pero en su mochila, Patricia Rupérez Fernández guarda un preciado trofeo que le ha dado fama en su tierra y que hoy la hace feliz. Ha sido una de las alumnas que ha logrado el Oro en la XXXII Olimpiada Española de Física, celebrada recientemente de forma telemática debido a las restricciones que impone la pandemia de Covid-19 y que le ha impedido acudir a Lugo, si la cita hubiera sido presencial.

Patricia Rupérez lo cuenta con la desilusión de a quien le hubiese gustado asistir en persona y no tener que hacer las pruebas de la final nacional desde su ordenador, «porque nos perdemos la parte de socialización que sí habríamos tenido si hubiera sido presencial», afirma. Al final, tocó conectarse de una forma más fría al ordenador y perderse esa experiencia que otros estudiantes han vivido en años anteriores.

Patricia Rupérez estudia segundo de Bachillerato y recuerda la emoción que sintió al saber que era una de las merecedoras de ese oro, algo «que no esperaba, fue toda una sorpresa» y por lo que la felicitan ahora compañeros y profesores de su Colegio Nuestra Señora del Pilar, Escolapios, de Soria.

No lo esperaba porque, asegura, «el nivel es muy alto entre los estudiantes que se presentan y hay mucha competencia» por hacerse con el medallero. En total, fueron 93 los estudiantes de todos los distritos universitarios españoles que participaron en dicha final, en la que comparte oro con otra alumna burgalesa, Lucía Echevarría Soto.Después de haber logrado el puesto noveno de los diez oros que se entregaron en la final, Patricia también repasa las pruebas que tuvo que superar y la exigencia de los problemas planteados (dos teóricos sobre el reciente «amartizaje» de la estación Perseverance y la fuerza de un átomo neutro, y otro sobre la determinación de la permitividad relativa de una lámina de PVC) y considera que lo más duro fue la prueba dedicada al aterrizaje en Marte. Además, afirma que «el tiempo era poco, tenías 45 minutos y debías ir muy fluido porque cada problema tenía 6 o 7 apartados». También, que hay que plantearse estas pruebas «sabiendo aguantar la presión» y que «lo importante es presentarse a ellas para disfrutar y si sale algo bien, pues genial. Yo me lo planteé y me dije ¿por qué no? Y al final salió bien».

No obstante, contaba con una baza especial, la preparación que le habían brindado sus profesores y los docentes de la Universidad de Valladolid que previamente le habían dado clase como clasificada en la fase local. «Me ayudó mucho para tener una idea de a qué tipo de problemas me iba a enfrentar», comenta.No olvida tampoco a sus profesores del Colegio, porque le contagian las ganas de saber más y, así, preguntada por el grado de «responsabilidad» en el premio que han tenido sus maestros, responde recordando primeramente a su profesor de Física, que «es mayor y muy listo y siempre me ha ayudado». Patricia añade que «al final, la pasión que tienen por enseñar y aprender se acaba contagiando. Si el profesor tiene ilusión, ves la asignatura de otra manera que si solo llega y da clase».Patricia Rupérez sigue siendo una de las pocas chicas que acceden a este palmarés de ciencias, algo a lo que esta estudiante no le encuentra explicación, salvo «que a las chicas les gusten más otras materias como la biología». Porque «las chicas tenemos los mismos resultados y somos igual de competentes que los chicos», dice, mientras apura los días para enfocarse en su futuro más inmediato: estudiar Ingeniería Biomédica y poder asistir a la Olimpiada Iberoamericana de Física, que será en Brasil en noviembre. Si la pandemia lo permite y Patricia no tiene que perderse otra vez un encuentro en persona con estudiantes tan brillantes como ella.

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