Una inyección infantil de «tranquilidad» para la Navidad

Ya a la espera del pinchazo, algunos padres mostraban ciertas «dudas». «Te entran en el último momento, pero hay que pensar en que es lo mejor», afirmaba Cristina, madre de Manuel (10 años), que estaba convencido de acudir a la cita. De lo que sí está segura es de que la vacuna aporta «tranquilidad» a las puertas de las fiestas navideñas porque, «por lo menos, ya tienen una dosis puesta», aseguraba.

«Sin miedo» y en busca de ese sosiego que permita disfrutar de la Navidad con la mayor tranquilidad, Iker (11 años) aguardaba a la inyección junto a su madre, Olga, quien también expresaba unas «dudas» vencidas por el hecho de que «es lo que hay que hacer porque todos lo hemos hecho». Y por eso, María (11 años) acudía con «ganas» al llamamiento, al igual que lo hacía su madre Inés, con total seguridad y «con la confianza de ayudar a controlar la situación en la medida de lo posible» .

Pero había a quien sí le inquietaba el pinchazo, fundamentalmente el dolor, como la ocurría Eva, a quien, acompañada de su padre Jesús, se le fue el susto en el mismo momento en que pasó el trámite. «No me ha dolido nada», afirmaba segura ya al abandonar la carpa.

Se esfumó también el miedo en Pablo Puertas al salir, aunque aún pensaba en los posibles efectos secundarios. Eso sí, tenía claro que debía vacunarse, tal y como ha hecho toda su familia, porque así se lo aconsejó su tía, una viróloga que trabaja precisamente en la empresa Pfizer en Estados Unidos .

Tan solo media hora después de abrir las puertas la cola se alargó hasta el parque de El Salón en un inicio de tarde de diciembre afortunadamente soleada para todos los que permanecían a la espera. A tan sólo varios metros de ellos, tres personas trataban de advertir a los padres con pancartas sobre que la vacuna «no es segura ni eficaz» e, incluso, llegaron a mostrar, entre reproches de algún vecino, un cartel con el mensaje «SOS Niños» .

«Es bastante rápido», explicaba sobre el proceso Ana, que llevó a sus dos hijos y agradecía que los enfermeros tuvieran «paciencia». «Son muy atentos, dedican tiempo a cada uno», añadía. Una vez inoculada la primera dosis, los 139.000 menores de entre 5 y 11 años de Castilla y León tendrán que recibir un segundo pinchazo en el plazo de 8 semanas. «Nos han dicho que volvemos en febrero», confirmaba Susana después de que su hija Lucía recibiera la vacuna.

Por ahora, ayer se empezaron a suministrar en Palencia, Segovia, Soria, El Bierzo y en la provincia de Ávila los primeros viales de los 54.000 que han llegado a la Comunidad. El resto de territorios se sumará mañana y en los próximos días a la inmunización infantil con esas dosis iniciales.

Pero la segunda remesa -30.000 viales más- se espera para el 3 de enero, por lo que será imposible que todos los menores de entre 5 y 11 años reciban al menos una dosis antes de las fiestas navideñas.El objetivo, según explicó ayer la consejera de Sanidad, Verónica Casado, es poder hacerlo en el mes de febrero si llega la cantidad suficiente para agilizar una vacunación que requerirá un total de 280.000 viales para que todos reciban la pauta completa.

Un «éxito» fue la convocatoria en San Leonardo y Ólvega, en la provincia de Soria, cuyos niños «ya están vacunados», explicó ayer la consejera de Educación, Rocío Lucas, que visitó las instalaciones del Hospital de Santa Bárbara, donde, desde ayer por la tarde y hasta el domingo, se vacunará en la capital. Para seguir en esa línea, animó a los padres a que acudan con sus hijos a los llamamientos y aseguró, además, que en los mayores de 12 años, que fueron vacunados antes del inicio de curso, la respuesta fue «masiva», informa Ical.