María Isabel, la última víctima de un crimen machista: «Era encantadora, trabajadora, simpática, educada...»

El día era plomizo, tormentoso. Todo lo contrario que María Isabel. Sus compañeros de trabajo y vecinos la describen con un carácter vivaz y alegre: pizpireta. «Era encantadora, trabajadora, simpática, educada...», evocaba su jefe. «Buenísima, maravillosa, una niña divina, muy generosa; que te habría las puertas de su casa» , relataba llorosa una vecina de Burujón, donde Isabelita, como la llamaba desde niña, vivía. Tenía dos hijos, un chico y una chica veinteañeros, fruto de su anterior matrimonio, además de ser abuela de una nieta de corta edad.

Pero, a las nueve menos dos minutos, el corazón de María Isabel dejó de sonreír. María Isabel iba a entrar a trabajar y Javier la esperaba en un todoterreno blanco, no el vehículo de color azul que conducía habitualmente, según los testigos. Hubo gente que, al oír la detonación, creyó que era producto del reventón de una rueda y otros pensaron que María Isabel había sufrido un traspiés al verla en el suelo.

Sin embargo, un hombre entró en el mesón Castellano contando que habían pegado un tiro a una mujer. Sus compañeros de trabajo vieron que se trataba de María Isabel, cuyo cuerpo sin vida quedó tendido entre dos grandes maceteros de la gasolinera que hay junto al restaurante. A ella sólo pudieron ponerle encima unos manteles del mesón para tapar su cadáver y no contaminar la escena del crimen.

Destrozados por el dolor, los hijos de Isabelita llegaron primero; luego su hermana Rosa, a la que había sustituido como limpiadora en el mesón después de dejar su trabajo en casa como costurera de zapatos para una empresa. «Estaba tan contenta porque había encontrado otro trabajo. Llevaba tres meses y a él le había entrado un ataque de celos», desvelaba una amiga poco después de que el Gobierno de Castilla-La Mancha confirmara un hecho: Isabel había roto con Javier y era la causa por la que él terminó con su vida, según la consejera de Igualdad y portavoz del Ejecutivo regional. Pero no había ninguna denuncia por escrito.

En el restaurante, donde ahora cuelga el cartel 'Cerrado por defunción', la mujer era la alegría personificada. Con la misma simpatía y frescura que trasmitía en sus publicaciones en Facebook o TikTok. En ellas manifestaba su cariño por Javier, su primer amor de juventud y al que ahora describen como un hombre «muy celoso» que llegó a pedirle el matrimonio hace unos meses. «Se les veía muy enamorados, con fotografías de los dos juntos».

Pero, últimamente, María Isabel no hacía referencia a él en los mensajes que colgaba en sus redes sociales ni veían el coche de Javier aparcado en la puerta de la vivienda que ambos habían compartido. «Parecía que todo iba muy bien; yo la veía tan feliz, aunque en las últimas publicaciones daba a entender que la vida seguía», decía una amiga, rota por lo que había ocurrido: «No sabía que la estaba pasando esto. Había estado en su casa últimamente y todo me parecía que iba muy bien. Sí es verdad que alguna vez había tirado alguna indirecta, pero tampoco sabía esto».

El Ayuntamiento de Burujón ha decretado tres días de luto oficial y las banderas ondearán a media asta en señal de duelo y luto por ella. También se ha convocado a los vecinos para que participen esta tarde en una concentración de apoyo a la familia y repulsa en la plaza del consistorio a partir de las seis y media: «Nuestra vecina Isabel ha sido asesinada por su pareja en un acto de maldad, crueldad y mezquindad absolutas», ha publicado en su muro de Facebook.

A Isabelita dejó de sonreírle el corazón el 3 de marzo de 2022 víctima de un crimen machista.