Detenido un peligroso atracador con más de un centenar de antecedentes policiales

El Equipo Roca de la Compañía de Illescas le echó el guante, acusándolo de varios delitos: una tentativa de robo con intimidación con arma de fuego, una sustracción de vehículo, dos robos con fuerza en estancos de Orgaz y Ciudad Real, atentado contra agentes de la autoridad y dos delitos más de daños.

La Operación Rocanal , que sigue abierta para detener a sus compinches, se inició el 17 de marzo. Ese día hubo un robo con intimidación en un establecimiento público de Lominchar, la localidad de 2.400 habitantes donde vive el ladrón. Éste atracó a punta de pistola y encañonó a los dependientes del negocio, a los que exigió el dinero de la caja registradora. No consiguió ningún botín por la «firme negativa de los empleados» , según la Guardia Civil, con lo que el atracador desistió y huyó.

Volvió a actuar la madrugada del 5 de abril. Pero no lo hizo solo, sino con al menos dos personas más. Sustrajeron un vehículo también en Lominchar. Con ese automóvil se desplazaron hasta Orgaz, donde robaron algunos paquetes de tabaco en el antiguo estanco, que ha cambiado ahora de ubicación. «Los atracadores se equivocaron, fueron al estanco antiguo y allí no había prácticamente mercancía» , ha explicado a ABC una trabajadora de la expendeduría.

Esa misma noche, también entraron en otro estanco de Ciudad Real, de donde se llevaron tabaco y dinero en efectivo. En su huida, cuando circulaban por la A-42, una patrulla de motoristas de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil les dio el alto por algún defecto que detectaron en el vehículo. Los autores, sin embargo, se dieron a la fuga. Durante la persecución, intentaron echar a los guardias civiles de la vía lanzando herramientas e, incluso, la rueda de repuesto, lo que causó lesiones a los agentes y daños materiales .

Pero no sólo eso. También provocaron un accidente de tráfico, con lesiones a otro conductor en la autovía, antes de que los delincuentes abandonaran el vehículo en Villaluenga de la Sagra y huyeran campo a través. No obstante, se consiguió recuperar tanto el vehículo sustraído como las 900 cajetillas de tabaco y 60 euros robados en los estancos.

El detenido, que acumula más de un centenar de antecedentes policiales por delitos contra el patrimonio, utilizaba siempre la misma manera de obrar. Sustraía un coche después de forzar la cerradura y manipular su sistema de arranque. Ya en el establecimiento que iba a robar, cortaba los cinturones de seguridad del vehículo y los unía entre sí a modo de eslinga: ataba a la puerta o verja, por un lado, y al vehículo, por el otro . Con el enganche bien sujeto, usaba la fuerza del vehículo para tirar y arrancar la puerta de acceso. Una vez dentro, forzaba las cajas registradoras o máquinas recreativas, y se llevaba el dinero en efectivo. Para no dejar huellas, abandonaba el vehículo el mismo día de la comisión del delito y, en alguna ocasión, llegó a prenderlo fuego.