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Las primeras cabalgatas de Reyes en Toledo (1912-1915)
Unos jóvenes barberos, con su esfuerzo y peculio, lograron hacer realidad en 1912 que los niños recibiesen con entusiasmo a los tres Reyes Magos
Imágenes de los Reyes Magos a lo largo de los años en Toledo
TOLEDO
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Iniciar sesiónEl 6 de enero no es la fiesta de los Reyes Magos. Realmente la Iglesia católica celebra la primera de las tres epifanías: la adoración de unos sabios de Oriente al Rey de los judíos recién nacido. Textos apócrifos añadirían el carácter regio ... de los citados sabios y sus nombres, comenzando, en 1164, la veneración de sus reliquias en Colonia. Otra expresión piadosa del relato bíblico es el belén, instaurado por san Francisco de Asís en Greccio (Italia) en 1223. Además de la rica iconografía alusiva a la Epifanía en el arte, en la literatura destaca el Auto de los Reyes Magos (siglo XII), considerada la primera obra de teatro en lengua castellana. El texto fue hallado por el canónigo Felipe Hernández Vallejo (s. XVIII) en un códice de la catedral primada de Toledo.
Imágenes de los Reyes Magos a lo largo de los años en Toledo
Rafael del Cerro MalagónEn 2024 se cumplen ciento doce años desde que unos «jóvenes barberos con buen humor» colmaron de alegría a los pequeños al ver a los Magos de Oriente sobre sus cabalgaduras
Sin embargo, en el XIX, el relato bíblico se fundiría en España con el papel de los reyes como donantes de regalos a los niños, lo que justificaría recibirlos en las calles. Algunos autores citan la costumbre de esperar a los reyes en Madrid según describió Madoz en su Diccionario (1848). En la noche del 5 de enero, bulliciosas pandillas con hachones y cencerros recorrían calles y tabernas llevando a un incauto y una escalera para que trepase en un lugar y divisase si venían los magos repartiendo monedas. Al pronto, una voz avisaba que estaban cerca, pero en otro alejado lugar, así la ruidosa turba iría mudando de ruta durante la noche hasta concluir, quizá, en los calabozos, como anotó Manuel Ossorio Bernard en 1892. En Toledo, la Campana Gorda aún refería en 1900 aquellas alborotadoras «esperas de reyes» prohibidas desde 1883.
Las primeras comitivas de 1912 y 1913
Con distinto matiz, entre los primeros desfiles de Melchor, Gaspar y Baltasar por las calles aparecen los de Barcelona (1855) y Alcoy (1866), celebraciones que tardarían en arraigar anualmente. A partir del siglo XX, bajo el término «cabalgata» se sucedieron varias por toda España, promovidas por periódicos, comerciantes y sociedades, siendo muy tardía su plena asunción desde las instancias municipales.
En Toledo, la primera aparición de Sus Majestades aconteció el viernes 5 de enero de 1912. El Día de Toledo recogió que «caracterizados con propiedad, varios jóvenes barberos con buen humor» ejercieron las regias representaciones acompañados de dos músicos y una comitiva de setenta personas por las calles. Aunque no llevaron regalos, visto el efecto y llenos de ilusión idearon repetirla el año siguiente con el reparto de los juguetes que previamente les confiasen los padres. Por todo ello la gaceta concluyó: «se trata de una fiesta culta que merece alabanza».
El 7 de enero de 1913 El Eco Toledano destacó la realizada por aquellos «jóvenes industriales» la noche del domingo 5 simulando «la entrada de los Reyes Magos». A pesar de la llovizna se apreció animación en las calles cuando, después de las diez, surgieron bengalas y toques de corneta anunciando a Sus Majestades a caballo, «precedidos por un heraldo de sombrero de copa». La gaceta comentó que la cabalgata, «aunque no lúcida resultó simpática y puede ser ésta el principio de otras que se celebren (…), no solo para solaz y buen humor», sino para llevar «a cada uno de los niños pobres unos juguetes» y gozasen también de la fiesta. Tales deseos se iban a cumplir.
Cabalgatas de 1914 y 1915
Como ya publicó Enrique Sánchez Lubián en este diario (06/01/2022), al finalizar 1913 los mismos promotores, Santiago Torres y Valentín Fernández Moraleda, se dedicaron a preparar la cabalgata de 1914. Recibieron del Ayuntamiento una ayuda de cien pesetas para adquirir regalos solo para los niños pobres. Aunque no les cedieron los trajes de los timbaleros, les prestaron algún material para engalanar la comitiva. Tuvieron dos ayudas particulares: unas indumentarias de la compañía teatral de José Montijano y un vehículo del industrial Adrián López para llevar los regalos. El Eco recordó una circular de los organizadores solicitando a los padres que les confiasen los obsequios para que los magos los entregasen en las casas al paso de la cabalgata. Para ello indicaban, como lugar de depósito, la encuadernación de Torres en la plaza de El Salvador y la peluquería de Moraleda en la calle de Garcilaso de la Vega.
La tarde del 5 de enero la comitiva partió con antorchas y música desde el castillo de San Servando para cruzar el puente de Alcántara y subir por Gerardo Lobo hacia Zocodover. Luego siguió por Comercio, Plata, San Vicente, Tendillas y plaza de Padilla para llevar juguetes a los niños ingresados en el Hospital de la Misericordia. La comitiva regresó a Zocodover y distribuyó juguetes a los niños de las escuelas públicas, dejando en los balcones indicados los regalos recibidos al efecto. El día 6 por la mañana el diario El Noticiero organizó en la Sala Capitular del Ayuntamiento el reparto de 840 juguetes «mediante la previa presentación del bono oportuno». Presidió el gobernador civil y demás autoridades, colaborando distinguidas «señoras y señoritas». A finales de 1914 los organizadores volverían a preparar la cita del siguiente año.
En 1915 el itinerario bajó desde las Tendillas al Ayuntamiento para retornar a Zocodover. Entonces hubo más apoyos y juguetes donados por el cardenal Guisasola y varios particulares, cuyos nombres publicaba la prensa con los respectivos obsequios: trenes, cocinas, caballos, muñecas, costureros, soldados de plomo, cabás… La cabalgata la abrió la Guardia Civil a caballo, heraldos con clarines, los reyes y sus séquitos, la música de la Academia, una carroza con la Estrella y otra con juguetes. Estos se entregaron, mediante papeleta, en las plazas del Ayuntamiento y Zocodover. Como en 1914 la atenta chiquillería vivió la mágica realidad de ver a algún paje subir los regalos con una escalera a ciertos balcones, sin duda que lo harían en las calles más céntricas donde residían además pudientes familias. La prensa felicitó de nuevo a los organizadores, confiando en que la siguiente Noche de Reyes fuese aún mejor, sin embargo, la celebración tardaría en reaparecer.
En 1916 el comerciante Abelardo Linares donó lotes de juguetes al Comedor de Caridad, como también hicieron luego otros industriales con iniciativas similares. En los años veinte hubo cabalgatas con desigual regularidad, recuperándose a finales de los sesenta, ya a cargo del Ayuntamiento colaborando entidades, empresas y asociaciones vecinales. En 2024 se cumplen ciento doce años desde que unos «jóvenes barberos con buen humor» colmaron de alegría a los pequeños al ver a los Magos de Oriente sobre sus cabalgaduras. Hoy, a pesar de las pantallas táctiles y la IA (Inteligencia Artificial) aún se mantiene cada 6 de enero la misma ilusión infantil y con ella la de todos.
Maestro, profesor de Secundaria e inspector de Educación. Doctor en Historia del Arte. Investigador especializado en la fotohistoria e imagen de la ciudad Toledo
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