La playa de Toledo se consolida como lugar de esparcimiento
El ambiente está tranquilo por las mañanas, pero se anima por las tardes conforme el calor otorga una tregua. «La gente se sienta, toma el sol o juega con los niños»
Toledo
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Iniciar sesiónA finales de marzo, las continuas lluvias y el desembalse de agua de los pantanos de cabecera del Tajo desbordaron la senda ecológica, provocando que emergiera arena donde antes sólo había maleza y creando una especie de playa a la que enseguida se acercaron, curiosos, los toledanos ... . «Esto es una maravilla, un regalo que nos ha hecho el río después de tantos años muerto y sucio», manifestaron a ABC algunos de quienes aprovecharon la llegada de la primavera para tumbarse sobre la arena e ir cogiendo color. Para los más veteranos significaba también un regreso a la infancia, a cuando bajaban con la bicicleta y las tortillas y echaban el día en Safont mientras se bañaban porque entonces era lo natural. Hay imágenes que lo atestiguan y que, ahora, parecen mentira.
Unos meses después, descontado buena parte de agosto, la playa se ha consolidado como lugar de esparcimiento en la ciudad imperial. La cosa anda tranquila por las mañanas, pero va cogiendo ambiente conforme el calor otorga una tregua. El mediodía del jueves, unos abuelos rumanos, venidos desde Villacañas con su nieto de diez años, se encontraban a la sombra, bien pertrechados de comida y bebida mientras las cañas de pescar, desplegadas en la orilla, hacían su trabajo.
Marin, Joana y Daniel tenían un cubo con carpas y peces gato y reconocían a este periódico que era la primera vez que veían 'in situ' cómo había quedado la zona tras las lluvias de marzo. «Está bien», resumía Marin, que prefiere el Tajo a su paso por Toledo al embalse de Finisterre, en Tembleque, donde hay más agua y es más complicado pescar. Y les llamaba la atención que hasta hubiese duchas para refrescarse.
«Sí que es un atractivo»
«Al principio todo el mundo se acercaba a ver la famosa playa y después se ha ido estabilizando. Sí que es un atractivo. La gente viene, sobre todo por las tardes, se sienta, toma el sol o se ponen a jugar al fútbol o con los niños», explica Juan Torija, recepcionista del Eco Hotel Toledo, ubicado en la senda. Asegura que incluso hay quienes se meten al agua con el peligro que conlleva y pese a que hay carteles que recuerdan que el baño está prohibido. En concreto, desde el remoto 1972.
Torija es la cara -sonriente- de «un hotel especial, familiar, al que los clientes vienen porque quieren desconectar y huir de lo que es el centro de Toledo. Aquí la gente se siente como en su casa. No les damos lujo, pero les damos cariño». Y añade que «a los turistas les contamos qué es lo que ha ocurrido y que lo que ha aflorado es lo que había hace 50 ó 60 años, pero claro que no es una playa para bañarse».
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