Pedro Luis, cuando para triunfar como torero no existen las fronteras
El destino cruzó a Morenito de Aranda y al joven peruano hace tres años. Uno lo acogió en su finca La Mella, de Oropesa, y el otro es ahora uno de los novilleros más prometedores
Toledo
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Iniciar sesiónEn el distrito de Sócota, provincia de Cutervo, departamento de Cajamarca, en uno de esos cientos de pueblos peruanos que viven la tauromaquia de forma «apasionada», sin la formalidad española, casi como «una aventura» de otro siglo, los destinos de Pedro Luis Pérez Mena y ... Jesús Martínez Barrios 'Morenito de Aranda' se cruzaron una tarde de febrero de 2022. Pedro Luis quería ser torero y a Morenito algo le conmovió de aquel chaval para, aparte de los ánimos y las buenas palabras de rigor, decidirse a ayudarlo de verdad. Tanto que a los dos meses, en abril, Pedro Luis, que así, a secas, se anuncia en los carteles, ya había cruzado el Atlántico para instalarse en la La Mella, la finca que el matador nacido en Aranda de Duero posee en Oropesa, al oeste de la provincia de Toledo.
Y tres años después, Pedro Luis, ahora con 24 años, más cuajado sin duda, está llamando la atención entre esos cientos de novilleros a los que ya sólo vestirse de luces les cuesta sangre, sudor y lágrimas, cuando no dinero. El pasado 3 de julio se presentó en Madrid, en el certamen 'Cénate Las Ventas', frente a un encierro de la ganadería toledana de Sagrario Moreno, que también tomó antigüedad. Sus maneras sorprendieron y el peruano, sin cortar orejas, está convocado a la final de este ciclo, prevista para el próximo jueves, a las 21.00 horas, para hacer el paseíllo con el mexicano Bruno Aloi y el salmantino El Mene, que lidiarán un encierro de Guadaira. El triunfador del certamen tiene garantizado un hueco en la Feria de Otoño.
«Madrid no deja de ser Madrid y esas sensaciones que te revolotean por el estómago nunca te van a dejar tranquilo. A veces es hasta bueno. Es la responsabilidad, los nervios y la presión que te impones tú a ti mismo. Estoy feliz, contento de estar en la final de este gran certamen, con la misma ilusión que el primer día», declara a ABC en conversación telefónica desde su cuartel general de La Mella. Admite Pedro Luis que, «a toro pasado, valoro un poco más» el debut en Las Ventas, pero entonces «estaba en un trance de muchas emociones» y, además, «fue una tarde bastante cuesta arriba» en la que los novillos no ayudaron todo lo que uno querría y, encima, la lluvia se pasó a saludar.
«Desde muy pequeñito» ansiaba ser torero, pero mi madre no quiso que me dedicara al toro hasta que acabé lo que aquí es la ESO», cuenta sobre su infancia, que transcurrió en Chorrillos, cerca de Lima. Hijo de peruana y del matador venezolano Pedro Pérez, empezó con los trastos ya mayor, «a los 16 ó 17 años». Entrenaba con su padre y con otros toreros amigos, y de su progenitor se le quedó «la disciplina, el que esto es una profesión dura, pero muy gratificante».
En 2019 se vino a Málaga y en 2021 lo seleccionaron para representar a su país en el Centro de Alto Rendimiento para Toreros (CART) que impulsaron en México, donde «aprendí muchísimo de su cultura». Luego conoció a Morenito, que «me ha magnificado los cimientos taurinos», perteneció a la Escuela de Toledo, de la que se muestra «eternamente agradecido» a su director, Eugenio de Mora, y arrancó su carrera como novillero sin picadores, actuando «bastante» y situándose «entre los cinco primeros del escalafón». A últimos de 2023 se estrenó con caballos en la feria del Señor de los Milagros de Lima y acumula desde entonces una docena de festejos, cinco de ellos en Francia.
Su historia recuerda a la Andrés Roca Rey, la máxima figura en la actualidad y peruano universal. Sin embargo, cuestionado por el futuro, Pedro Luis no habla de puertas grandes, sino que se imagina «feliz» porque «el éxito está más allá de lo material».
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