El Consorcio de Toledo da luz a las bóvedas 'encamonadas' de las Carmelitas Descalzas

En esta zona del palacio, declarado BIC, se encuentran las famosas bóvedas encamonadas que se mantendrán para su estudio y conservación. Además, se construirán las demolidas siguiendo el mismo sistema constructivo, que ya está en desuso. Se trata de un tipo de estructura arquitectónica que consiste en una bóveda construida con una técnica en la que se colocan piedras o bloques en forma de arcos o cúpulas, generalmente sin usar mortero, apoyándose en la forma y el peso para mantenerse en su lugar, un modelo que se impuso en el siglo XVII para abaratar costes con estas estructuras de madera, menos costosas que las de fábrica o de ladrillo.

El objetivo de las obras es incorporar esta segunda planta al uso del convento, manteniendo su valor patrimonial, uno de los objetivos del Consorcio, que cuando concede estas ayudas en especie es porque «se encarga de la ejecución de la obra y esto garantiza que se va a cuidar y proteger el patrimonio», según explicaron a ABC fuentes de esta institución que vela por el mantenimiento.

El proyecto también prevé la recuperación del hueco de una ventana de una estancia de entreplanta que las religiosas usan como sala de costura, en donde se va a mejorar la iluminación. La obra también va a incluir la prolongación de la escalera de acceso a la segunda planta aprovechando la intervención para hacer más accesible la entrada, que actualmente comunica la planta primera con la entreplanta, hasta llegar al nivel de la planta segunda del palacio, según consta en el proyecto.

El convento de las Carmelitas de San José es un edificio monástico que data de la segunda mitad del siglo XVI. En 1572 Fernando de la Cerda inició la construcción de sus casas en la calle Real, y posteriormente, en 1607 éstas pasaron a manos de las carmelitas descalzas, cuya orden fundada por Santa Teresa de Jesús, había peregrinado por distintos lugares de la ciudad hasta recalar en este lugar.

La iglesia tiene coro en alto a los pies, es de planta de cruz latina, y de una sola nave, con cúpula sobre pechinas en el tramo central del crucero. Tiene una amplia capilla mayor, con una colateral a la misma, del lado del evangelio; en tanto que, en el lado opuesto, con la pertinente reja, está el coro bajo de las religiosas. Las bóvedas son medios cañones con lunetos. En cuanto a la decoración sobresale las yeserías dispuestas sobre las bóvedas y los lunetos de la capilla mayor y brazos del crucero, así como sobre la superficie interna de la cúpula.

Al exterior, los paramentos de la iglesia son de ladrillo visto, con rafas de mampostería, y la cúpula queda embutida en un cimborrio cuadrangular. La fachada principal queda rematada por un frontón triangular, con óculo central. En este lugar se encuentra la sencilla portada adintelada, en piedra, sobre la que se dispone una hornacina con la escultura de San José, santo titular del convento y su iglesia.