«Los protagonistas de 'Ahora todo es noche' son príncipes destronados»

La Zaranda llega a Toledo con «Ahora todo es noche», obra con la que están celebrando sus 40 años…

Efectivamente. Este sábado estaremos en ese maravilloso espacio, ese teatro que tanto ha sido pisado por la gente y del que también hemos podido disfrutar. Siempre que venimos a Toledo es un reencuentro con el misterio del teatro. Acabamos de terminar una temporada en el teatro Español de Madrid y hemos conseguido colgar el cartel de no hay localidades. En las últimas funciones se quedó mucha gente sin vernos y espero que se acerquen a Toledo para que puedan ver la función.

Han viajado a Toledo muchas veces, ¿cómo ha sido recibida la compañía en esta ciudad?

Siempre que hemos estado en Toledo hemos recibido una respuesta bonita por parte del público. Por eso seguimos viniendo a Toledo, una ciudad mágica y que te atrae. Además, vuelvo al Teatro de Rojas, un espacio que es una maravilla y al que siempre quiero volver. Espero que el público acuda y que estemos a la altura de las circunstancias.

«Ahora todo es noche» sirve a la compañía Zaranda para abordar un problema muy presente en la sociedad actual, como es la soledad, la pobreza…

-Abordar estos temas puede ser una parte del argumento y del ejercicio poético que hacemos encima del escenario. Con este espectáculo, no solo hacemos crítica social. Nuestro teatro va más allá, porque está hecho para llegar al alma del ser humano. Y más allá de la época que nos ha tocado vivir. Se habla de la miseria humana, en un sentido social y metafórico. Es decir, que, cuando vemos a tres mendigos sobre el escenario, no hablamos de algo material, sino de algo espiritual. Estas personas conservan los rescoldos de una llama antigua y son personajes que pueden mendigar sueños, amor... Creo que el teatro es una ventana abierta al espíritu del ser humano y con este trabajo nos acercamos al alma del espectador.

La pieza habla de unos seres desahuciados, creados con una imaginería y una voz desgarrada. ¿Cree que el espectador alcanzará a percibir este mensaje?

Efectivamente. Lo único que espero es que el trabajo trascienda de lo social. No es solamente lo que se dice, sino cómo se dice. En esta ocasión nos valemos de muy pocos elementos porque así lo hemos querido. Sí que es verdad que llevamos ya tiempo diciendo que somos obedientes al teatro. En este oficio, el teatro es el que manda y el que tiene la voz. Creo que el espectador va a poder contemplar que en esta función está el universo de una compañía, sus heridas y cicatrices...

¿Con esta obra están haciendo un ajuste de cuentas?

Creo que esta autoexploración ha permitido producir «Ahora todo es noche», con la que estamos realizando una extensa gira, que culminaremos el próximo año. Creo que el público disfruta con esta tragedia y con este humor perturbador.

¿También La Zaranda rinde homenaje a los autores clásicos a través de estos personajes?

De alguna manera esos personajes son príncipes destronados a los que les arrebataron sus reinos. Estos seres humanos buscan sus sueños y hay un momento en que los protagonistas son el Rey Lear, Segismundo y Prometeo. En esta pieza está representada la condición del ser humano y su búsqueda de la verdad. Del hombre que ha sido desahuciado o que se ha visto obligado a revolver en los contenedores de basura en busca de comida.

Tras 40 años sobre los escenarios, ¿cómo ha conseguido La Zaranda universalizar el lenguaje, a pesar de sus raíces andaluzas?

No tengo ninguna receta para decir cómo se consigue. Nuestras raíces comenzaron en un lugar del sur de España, que es Jerez de la Frontera. Pero esas raíces empezaron a extenderse por muchas latitudes. De ahí que digamos que el teatro La Zaranda no es de ninguna parte. Creo que somos un poco de cada lugar. ¿Qué cómo se consigue esto? Pues no lo sé. El alma del ser humano es igual en muchos lugares y con nuestro teatro queremos llegar ahí.

¿Cómo ve al teatro actualmente?

La verdad es que hablar del teatro actual me pilla bastante lejos. Ahora nos encontramos con un teatro vendido al mercantilismo y al entretenimiento. Para nosotros el teatro es un compromiso y un balcón donde el ser humano se asoma a su propia alma. Es difícil encontrar, con los tiempos que corren, dónde hablar de espíritu, de alma y de un espejo en el que vernos reflejados. La gente huye y ni siquiera quiere ver el marco del espejo. La Zaranda está muy lejos del mercantilismo, de la taquilla y del teatro, que sirven para que la gente prolongue el salón de su casa y siga viendo la televisión.