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«Lo importante para mí es que los toledanos sean los que reconozcan mi trabajo»

CARMELA CLEMENTETOLEDO. Quien dijo «más vale tener suerte que talento» conocía la esencia de la vida. Ventura del Álamo es un empresario toledano que ha sabido conjugar esa esencia y sacar la mejor

Quien dijo «más vale tener suerte que talento» conocía la esencia de la vida. Ventura del Álamo es un empresario toledano que ha sabido conjugar esa esencia y sacar la mejor faceta que un empresario pueda desarrollar. Sin estudios superiores, pero con un carrera de más de treinta años en el mundo de la hostelería y la restauración, Del Álamo ha demostrado, y sobre todo, se ha «currado», ser un óptimo candidato a obtener un premio al empresario que más ha trabajado por la revitalización del Casco histórico. La Real Fundación de Toledo le entregará el próximo mes de octubre este prestigioso galardón.

-Con tan sólo 20 años, en 1982, inauguró «El Trébol». ¿Cómo recuerda esos inicios y qué conserva de aquel jovencísimo emprendedor?

-La ilusión. Ante todo es algo que no he perdido y sigo sintiendo. Es importante destacar que el trabajo que hago me encanta y lo disfruto, y me gusta superarme a mí mismo y marcarme retos. Cuando comencé con veinte años, en Toledo había muchas cosas por hacer y estaba muy limitado en temas de ocio y hostelería, había una gran brecha para poder desarrollar nuevas cosas y fue la parte buena a lahora de escalar en el sector hostelero.

-¿Recuerda cuánto invirtió en «El Trébol» y si su familia tuvo que echarle una mano?

-Me acuerdo perfectamente que tuve que pagar un traspaso de tres millones de pesetas y tenía una renta en esa época de 30.000 pesetas mensuales, aparte de tener algo de dinero ahorrado porque llevaba ya un tiempo trabajando. Recuerdo que mis padres tuvieron que dejarme la mitad para poder acceder al traspaso.

-«El Trébol», «La Tabernita», «La Abadía», «El Pícaro», «Garcilaso», «El Círculo de Arte», «La Cruz Blanca», «La terraza de Recaredo», «Cuchara de palo»...¿todos estos negocios son suyos o los dirige con algún otro socio?

-Excepto los tres primeros con los que empecé, que son «El Trébol», «La Tabernita» y «La Abadía», que dirijo yo solo, los demás los llevamos a través de sociedades en la que están incluidos los mismos socios con los que comencé cuando abrimos «El Pícaro» en 1997.

-Ha dado ya el salto a la capital de España. ¿Cuántos negocios tiene ahora mismo en Madrid?

-Junto con otro hostelero de Madrid tenemos una sociedad conjunta y llevamos un establecimiento en Manuela Malasaña, otro junto al Dos de Mayo con esquina a la calle San Andrés llamado «Ojalá», y otro en la plaza de la Paja en La Latina llamado «La Musa Latina», que tiene una terraza bastante grande. Ahora estamos en proceso de abrir otro en la calle Atocha; se trata de un local de dos plantas con 1.200 metros, un proyecto bastante ambicioso.

-¿Por qué decidió dar el salto a Madrid?

-Me encanta el Casco histórico de Madridy creo que tiene muchas posibilidades al ser también la capital de España y allí creo que puedo dar rienda suelta a mi imaginación

-¿Cómo hace para controlar todos sus negocios y que todo funcione, empleados, distribución, cuentas,..no es mucho estrés?

-Mirándolo así, sí, es mucho estrés, pero lo más importante es que tengo a mi lado gente muy muy válida, tengo muy buen equipo y, sobre todo, delego y confío ellos. El número total de empleados contando los negocios de Toledo y Madrid alcanza a 230 camareros, y el equipo personal que dirige junto conmigo todos estos negocios lo formamos unas diez personas.

-¿A qué establecimiento le tiene más cariño?

-Evidentemente, el que más popularidad me ha dado ha sido «La Abadía», pero al que más cariño le tengo por ser el primero y el de mis comienzos es a «El Trébol». Encima, ahora vamos a acometer una reforma allí; hemos comprado una parte del edificio contiguo y vamos a comenzar las obras a principios de 2008.

-¿ Qué va a pasar con la antigua muralla que bordeaba la plaza de Zocodover y que se ha encontrado en este esdificio contiguo a «El Trébol»?

-Va a ser una parte del local que se va a restaurar, y que estará dentro de la parte de ampliación del mismo. La parte de arriba es una planta de apartamentos turísticos que se mantendrá así.

-¿Qué ha sentido al conocer que el próximo otoño la Real Fundación de Toledo le entregará un premio por su gran aportación a la revitalización del Casco Histórico?

-Me ha sorprendido y desde luego me llena de satisfacción que la Real Fundación me haya propuesto y finalmente me haya elegido para este premio, le agradezco que haya pensado en mí y eso me hace trabajar con más ilusión. Aunque sé que hay mucha gente que se lo merece, también pienso que yo me lo merezco.

-¿Le hace especial ilusión que este premio le sea entregado por algún miembro de la Familia Real?

-Sí, (risas), ¿por qué no?, supongo que eso le da más valor a la ceremonia de entrega de los premios, pero lo importante para mí es que me reconozcan este premio los toledanos, que reconozcan tu trabajo en tu ciudad, en tu casa, me hace sentirme orgulloso.

-En 2001 recibió de manos de FEDETO el premio al empresario del año individual, en 2003 la Cámara de Comercio e industria de Toledo reconoce su implantación en la ciudad otorgándole el premio al Turismo, además del premio que recibirá el próximo otoño, ha recibido algín otro galardón?

-Sí, recibí el premio del Monteño distinguido de la comarca de los Montes de Toledo, por parte de mi localidad, Los Yébenes en el verano de 2005,

-¿Por qué fijó su trayectoria y apostó por el Casco Histórico y no por otro lugar de Toledo?

-Efectivamente, casi todos los huevos los tengo metidos en la misma cesta, porque creo que al Casco Histórico le faltaban muchísimas cosas y aún creo que le faltan más, el potencial turístico que tiene y su encanto son los que me impulsaron a darle esas posibilidades de hostelería y ocio. Unir el conjunto histórico con la parte lúdica fue y ha sido mi fijación, y tener diferentes conceptos de hostelería para tener una oferta y un abanico que cumpliera esa deficiencia, creo que era lo que faltaba.

-La restauración de sus locales es sin duda uno de los puntos fuertes del éxito en su clientela, ¿Se paga un precio muy alto por conservar el encanto de estos lugares?

-El decoro y el buen gusto se van adquiriendo con el tiempo y eso lo notas cuando entras en un local de hostelería, aparte, claro, de trabajar con un excelente grupo de profesionales. Busco que toda la obra civil que se haga vaya buscando ese respeto por lo que ya hay y por lo nuevo que haces.

-El equipo de decoración con el que trabaja ha sido definido por mucha gente experta como «excelente y básico» para su trabajo, ¿que opina sobre este aspecto?

-El equipo no sólo lo compone el decorador, es una combinación de arquitectos, pintores, ingenieros técnicos y albañiles. Lo mejor de todo es que parte de ese equipo son amigos míos, hablamos un mismo lenguaje y al final todo eso se va combinando. Desde 1992 que se abrió «La Abadía» he trabajado siempre con ellos.

-Aparte de dedicarse a la hostelería y la restauración, ¿Ha pensado alguna vez en cambiar de faceta profesional?

-Pues sí, ya he cambido. Con la sociedad que tengo en Madrid ya he construido y dirijo un hotel en Salvador de Bahía (Brasil) con el que llevo tres años y que está justo al lado de la casa de Carlinhos Brown. Es una posada con mucho encanto y, además, tengo una empresa muy posicionada dentro de la alimentación que se llama «Aroma manchego» dedicada a productos precocinados dentro de la comida típica de los montes de Toledo, con la que llevo cuatro años ya trabajando. En lo que respecta a Brasil es muy posible que hagamos allí un tipo de concepto de franquicia para hostelería, pensando en un concepto más europeo e innovador en Salvador de Bahía, cuyo Casco histórico es patrimonio de la humanidad.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos en Toledo?¿Tiene alguna novedad entre manos?

-En el centro del Casco histórico vamos a hacer un proyecto de restaurante-espectáculo, y luego hay otro proyecto de restaurante más «temático» de comida mediterránea. Ambos estarán en marcha antes de cinco años

-¿Tiene alguna meta final en el mundo de los negocios?

-El camino se hace andando y a medida que se van encontrando obstáculos hay que ir sorteándolos. Pero como empresario me encanta hacer cosas, me apasiona mi trabajo y mientras mantenga la ilusión seguiré haciendo cosas. Mi meta, lo que más me apasionaria hacer desde mi faceta de empresario es viajar por el mundo y tener negocios allí donde pueda.

-¿Recuerda qué quería ser de mayor cuando era pequeño?

-Tenía claro que quería ser empresario pero no sabía de qué rama; evidentemente luego me volqué a la hostelería. Siempre me he visto dentro de la figura de autónomo.

-Cuando se oye hablar de Ventura se piensa que todo lo que toca se convierte en oro y que sin duda el factor suerte siempre le ha acompañado, ¿Es esto cierto?

-Yo creo que el factor suerte tiene que acompañar siempre. La suerte hay que buscarla pero tiene que estar ahí y en mi caso creo que ha sido importante. Ha habido cosas que me han llegado en el sitio adecuado y en el momento preciso.

-¿Es usted toledano de toda la vida?

-Qué va, soy de Los Yébenes. Mi trayectoria prefesional en Toledo comenzó con 18 años cuando comencé a trabajar como camarero en la famosa «Galería Comercial» en el Miradero, y dos años después comencé mi andadura como empresario. Pero desde los 14 años empecé a trabajar en la hostelería en Madrid. Luego me volví a Toledo porque es una ciudad que me encanta; es mi capital de provincia.

-Este año ha cumplido las bodas de plata como empresario, y además coincidió con su cumpleaños, ¿Lo celebró en alguno de sus locales?

-Lo he celebrado con mi familia porque estaba de viaje en ese momento, pero otro día lo celebraremos por aquí, aunque nunca en mis locales, siempre fuera.

-¿Cómo es un día normal en la vida de Ventura?

-Me levanto a las ocho de la mañana, llevo a mi hija pequeña al colegio, y a partir de las nueve empiezo a reorganizar lo que tengo pendiente, sobre todo lo referente a temas telefónicos y de coordinar todo el trabajo que he dejado apuntado del día anterior, lo que he planificado durante la semana. Eso me me lleva hasta las doce de la mañana, y a partir de esa hora comienzo las entrevistas personales con jefes de equipo o responsables de los locales. A las tres voy a casa a comer y luego empiezo otra vez la jornada a las cinco de la tarde. Desde esa hora y hasta las once y media o doce de la noche lo dedico a citas pendientes que he ido acumulando para hablar con proveedores, etc, y trabajo con el equipo.

-¿Qué opina de que los jóvenes empresarios le vean como a un ejemplo?

-Todo esto no se hace en un día, hay que planificar bien el trabajo. Me encanta que la gente piense en mí cuando se habla de empresarios, y por supuesto que me enorgullece, pero hay que proponérselo y saber trabajárselo. A veces es más importante saber lo que no quieres que lo que quieres.

-¿Cómo se puede abrir un local en el Casco histórico sorteando todos los obstáculos que esto conlleva?

-Hay muchas maneras de comenzar, lo que no se puede hacer es empezar a lo grande.Tienes que depender de tu capacidad económica. De todos modos no hace falta comprar un local y refomarlo, se puede coger un traspaso o un alquiler, además hay muchas posibilidades de oferta en el mercado.

-¿Cuando abrió su primer local pensaba realmente que iba a llegar hasta donde ha llegado?

-No, nunca me lo imaginé. Llegar hasta aquí ha sido ir subiendo peldaños poco a poco y para mí ha sido una sorpresa. Lo cierto es que quiero seguir haciendo más cosas, espero que la suerte, la fuerza y la salud me acompañen.

HUERTAS FRAILE

Ventura del Álamo en «Alfileritos 24», uno de sus últimos locales abierto en el Casco histórico toledano

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