Bewis de la Rosa, la artista con raíces conquenses que zarandea las conciencias con su «rap rural»
Su primer álbum, 'Amor más que nunca', está cosechando bastante éxito tanto en España como en otros países con su original mezcla de folclore castellano con ritmos nuevos
¿Acaso los cómicos inventaron el rap?
Cuenca
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónQuizá, el nombre de Beatriz del Monte no le dirá nada a mucha gente, pero si uno escucha a Bewis de la Rosa la cosa cambia. Este es el alter ego de una joven artista conquense que está revolucionando el mundo de la música ... con eso que ha venido a llamar «rap rural»
Aunque nacida en el extrarradio de Madrid, Beatriz ha regresado en búsqueda de sus raíces al hogar familiar de Villamayor de Santiago (Cuenca). Esta nueva vecina se está haciendo un hueco en el mundo de la música y está poniendo en el mapa a su pueblo de cerca de 2.500 habitantes gracias a su primer trabajo, 'Amor más que nunca'.
Esos son los dos principales ingredientes de las letras de sus canciones, el amor y el mundo rural, que ella ha mezclado con los sabores de La Mancha en lo que ella define como un «zafarrancho de investigación poliédrica« donde música, danza y 'performance' se entrelazan con el rap, el hip-hop y el folclore en un universo escénico con claras referencias a la tradición castellana.
—«A la Mancha manchega...». ¿Es usted más de jotas o de rap?
—Realmente nunca me gustó tener que elegir entre géneros, en general en la vida. Me gusta más la amalgama, el poliedro y usar los diferentes lenguajes artísticos escogiendo uno u otro en función de lo que quiera comunicar.
—¿Qué es esto del «rap rural»?
—Me gusta definirlo como una asociación de palabras que disocia lo que entendemos por rap. Al fin y al cabo, el rap recoge el pensamiento interno y crítico de quien lo canta, y en el caso de mi discurso aparece la problemática de las áreas rurales.
Miseria, relámpagos y tocadiscos: así nació el hip hop hace 50 años
Nacho SerranoEl 11 de agosto de 1973, dos hermanos jamaicanos organizaron en el Bronx la fiesta que se convirtió en la semilla del género
—Sus orígenes son manchegos y, más concretamente, de Villamayor de Santiago (Cuenca). En un mundo tan globalizado, ¿es bueno saber dónde uno tiene sus raíces?
—Creo que es necesario, o al menos para mí lo ha sido. No por una razón de aferramiento, sino más bien para entender de dónde vengo y comprender mejor qué es eso del sentido de identidad y pertenencia, una herida que irrumpe en mi generación de manera evidente.
—Quizá por eso su disco no-vinilo 'Amor más que nunca' se convierte en una tomatera. Pero, aparte de futuros tomates, ¿qué se encuentra uno en este trabajo?
—Además del acto poético de hacernos soberanas y reapropiarnos de los recursos básicos, este artefacto contiene un póster con las letras de las 11 canciones y el acceso del disco digital y los videoclips, que tienen mucha importancia en el proyecto porque recogen la mirada teatral y coreográfica. Y, por otro lado, contiene un fanzine que plantea dos ejes de reflexión: el amor y el mundo rural, ambos planteados desde una mirada de consumo. Creo firmemente que dependiendo de cómo te vinculas con el entorno, así lo haces con tus redes afectivas. Por ello plantea también una mirada crítica al amor romántico de usar, idealizar y tirar y propone un amor de puchero, a fuego lento y donde otras especias puedan acudir a la receta.
—¿Cómo está funcionando: hay público más allá de La Mancha y del mundo rural?
—Está siendo una experiencia muy bonita y la cual agradezco mucho poder vivir. En los conciertos se genera una comunión muy interesante y recupero la fe en el sentido de comunidad que tan maltratada está. Las canciones se colectivizan y ver a tantas personas cantando, gritando, bailando, jugando, pensando, abrazando… a la vez, es muy poderoso y me hace confiar en la transformación de la que somos capaces como humanas.
—En cualquier caso, la vida en los pueblos no es tan bonita muchas veces: la despoblación, la falta de servicios, las macrogranjas que llenan esas zonas más de cerdos que de personas, ... ¿Qué mensaje lanza a los que pueden cambiar las cosas para que ello mejore?
—Lanzaría un mensaje de amor e invitaría a llenarnos, porque esa España no está vacía, en todo caso está vaciada y lo único vacío son los ojos que la miran. También les diría que dejen de llamar renovables a aquello que no lo son, que están inyectando cemento en la tierra a diestro y siniestro sin tratar el problema desde la raíz. Diría que veamos a largo plazo, que replanteemos la fórmula obsoleta y también recordaría que el poder está en cada una de nosotras para el cambio, no hay que esperar a agentes externos y darles el poder de creer que son ellos los que pueden cambiar las cosas. Cada una de nosotras podemos cambiarlas exigiendo nuestro recurso sin intermediarios que lo capitalicen.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete