Llega a las librerías «El salvaje gentilhombre», la historia real de un descendiente de guanches

ACNSANTA CRUZ. Mañana a las ocho de la tarde se presenta en la Librería del Cabildo de Tenerife el libro del historiador Roberto Zapperi «El salvaje gentilhombre». La obra, traducida al castellano por

ACN

SANTA CRUZ. Mañana a las ocho de la tarde se presenta en la Librería del Cabildo de Tenerife el libro del historiador Roberto Zapperi «El salvaje gentilhombre». La obra, traducida al castellano por María Mercedes Álvarez, reconstruye la sorprendente historia del tinerfeño Pedro González, ... descendiente de los guanches, que nació con el cuerpo cubierto de vello y recorrió las cortes de Francia, Alemania e Italia durante los siglos XVI y XVII.

La presentación correrá a cargo del periodista Zenaido Hernández, quien estará acompañado de Verena Zeche, directora de la editorial del libro. Durante el acto se proyectarán diapositivas de las imágenes contenidas en esta obra de carácter histórico y que ilustran la narración de la vida de este canario singular.

El libro es el fruto de veinte años de investigación científica por parte del reconocido historiador italiano de arte Roberto Zapperi, que ha reconstruido la historia a través de diversas fuentes. «El salvaje gentilhombre» es una biografía centrada en Pedro González, y también un relato histórico en el que el autor establece un debate filosófico y cuestiona mitos y tradiciones. González nació en Tenerife poco después de su conquista por Álvarez de Lugo. Este joven guanche descendiente de los menceyes conservó siempre una característica peculiar que marcó su destino: su cara y su cuerpo estaban cubiertos por una espesa capa de vello.

Señal distintiva

Esta anomalía genética, conocida científicamente como hipertricosis, probablemente llamó la atención de los corsarios franceses, quienes regalaron al joven guanche al rey Enrique II. Una vez en la corte parisina, Pedro González aprendió francés y latín, y recibió generosas muestras de cariño del monarca, que lo protegía y llegó a integrarlo en su servidumbre.

Con la muerte de este rey, las circunstancias políticas obligaron al protagonista del libro a trasladarse a Parma, en Italia, donde tanto él como sus hijos, herederos de la hipertricosis, permanecieron en la corte, pero se vieron obligados a aceptar el papel de «figura curiosa» para deleite de los nobles.

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