Dos ertzainas denuncian que tenían órdenes para no combatir a ETA y sus tramas

J. PAGOLA

MADRID. Un suboficial y un agente de la Ertzaintza denunciaron ayer en público lo que era de dominio público: que los agentes de este Cuerpo tenían órdenes expresas de los mandos políticos del PNV para no actuar contra ETA y sus tramas cómplices. ... La salida de los nacionalistas del Ejecutivo vasco ha propiciado la puesta en marcha de la operación «mister proper» para lavar los trapos sucios que ocultan casi treinta años de monopolio sabiniano.

En declaraciones realizadas a la cadena de televisión Antena 3, estos dos agentes, que aparecían con sus uniformes reglamentarios, aunque con la cara cubierta y la voz distorsionada para no ser identificados, denunciaron las consignas impuestas por el PNV para no combatir abiertamente a la banda terrorista. «Hemos recibido órdenes directas de superiores para no actuar contra ETA y su entorno -aseguraron-. Hemos tenido las manos atadas durante muchos años; en todo lo que tocaba a la izquierda radical había que actuar de otra manera porque había una predisposición política claramente a no detener a todas esas personas».

Al ser preguntados, de nuevo, si había órdenes directas para no actuar contra ETA y su entorno, los ertzainas respondieron con un contundente y esclarecedor «sí, sí, ya le digo que sí». Así las cosas, los agentes aseguraron sentirse frustrados desde el punto de vista profesional, porque son conscientes de que su pasividad, cuando no inacción contra ETA, ha desprestigiado al conjunto de esa policía.

Se proponen, por ello, conseguir para la Ertzaintza la buena imagen que le correspondería como Policía integral. «Es mi mayor ilusión -declaró uno de ellos- poder leer en la prensa que por fin hemos cogido a un «comando» de ETA desde la investigación, y no desde la casualidad de que se topen con un patrullero». No obstante, ambos mostraron en la entrevista sus recelos por la actitud que puedan tener muchos jefes de la Ertzaintza. «Hay bastantes altos mandos que están en la órbita del PNV -advierten-. Ellos son sus jefes y señores, y habrá que mirar con lupa a mucha gente». Pero al mismo tiempo se muestran moderadamente optimistas, ya que en el seno de la Policía autónoma vasca había «esperanza de cambio, una esperanza muy grande, sobre todo de trabajar, y de trabajar sobre los problemas que tiene esta sociedad».

Con su aparición pública, estos dos agentes no hacen sino corroborar lo que era de dominio público. Casi treinta años de monopolio nacionalista convirtieron a la Consejería del Interior del Gobierno vasco en una zona vetada a la traspariencia democrática, en una prolongación de Sabin Etxea -la sede central del PNV-. Las graves irregularidades cometidas en las pruebas de acceso de la primera promoción, con el fin de favorecer la incorporación de militantes nacionalistas, propiciaron que la Ertzaintza fuera configurada desde sus orígenes como una Policía de partido. Pero aquellos férreos controles de selectividad, sin embargo, no pudieron impedir que se les colara una docena de etarras, entre ellos el ex miembro del «comando Madrid» José Ignacio de Juana Chaos.

Excusas, excusas, excusas

El último consejero del Interior nacionalista, Javier Balza, ha venido justificando la nula eficacia antiterrorista de la Ertzaintza en el hecho de que no puede investigar en Francia, donde, en su opinión, está toda la información sobre ETA. Pero el caso es que esta misma inactividad se da en la lucha contra la «kale borroka» y, sobre todo, contra las diferentes tramas políticas de la banda en España. Pero, ¿cómo la Policía autónoma vasca, a las órdenes de Retolaza, Lasa, Atutxa o Balza, iba a actuar contra Batasuna, Gestoras pro Amnistía, Askatasuna, Jarrai, Segi, Ekin... si los propios dirigentes nacionalistas critican que jueces promuevan operaciones contra estas organizaciones filoterroristas?

Y es que estos mismos dirigentes nacionalistas son los que más han hecho para que la Ertzaintza esté bajo sospecha, pese a que a ella pertenecen profesionales sin tacha. Así, por ejemplo, en una reunión mantenida el 26 de abril de 1990 con varios cabecillas de Herri Batasuna, el entonces presidente del PNV, Xabier Arzalluz, comentó que «la Ertzaintza no detiene a más comandos por prudencia, concretamente en Guipúzcoa». Y sugería que habría que evitar los encontronazos fortuitos. Así constaba en un acta de la reunión incautada años después en una operación antiterrorista.

Más tarde, el 23 de junio de 1998, ETA anunció el fin de la «tregua unilateral» que había mantenido con la Ertzaintza, y que se habría prolongado durante los seis primeros meses de ese año. El motivo de la ruptura fue la muerte de la etarra Inazia Ceberio en un titoteo con agentes de la Policía autónoma. La Consejería del Interior, entonces dirigida por Atutxa, no aclaró tan oscuro episodio.

El PNV utilizó también a la Ertzaintza para que blindara las reuniones secretas que mantuvo con ETA-Batasuna para preparar la firma del pacto de Estella. De esta manera pudo ocultar al Gobierno de Aznar que se cocinaba la «tregua» a cambio de un acuerdo para la independencia.

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