Casi 3.000 inmigrantes más en 72 horas desbordan las «isla-cárcel»

La mayoría de esos inmigrantes se hacinan en el muelle de Arguineguín, en el municipio grancanario de Mogán que ha cambiado su fisonomía turística para convertirse en un enorme centro de detención al aire libre por el que se mueven africanos, voluntarios de Cruz Roja y policías desbordados. En las carpas habilitadas para 28 personas se apretujan hasta 250 , según el momento.

La situación es tan crítica que el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales , ha dicho que Canarias «tiene que rebelarse» contra las «islas-cárcel» en las que, a su juicio, la UE quiere convertir al archipiélago para impedir así que los inmigrantes africanos lleguen al continente.

Es Gran Canaria la que está sufriendo la mayor presión migratoria con ese muelle de la vergüenza en que se ha convertido Arguineguín. Este fin de semana albergaba a unas 1.600 personas a las que hay que sumar las llegadas en las últimas horas. Pero Tenerife tampoco se libra de ese enorme e incesante flujo de pateras. En la comisaría de la Policía Nacional de Tenerife Sur se tuvo que habilitar el garaje, la zona donde se guardan los coches patrulla, como albergue improvisado con camastros portátiles para que decenas de inmigrantes pasaran la noche. Allí pasaron la noche del sábado y al día siguiente fueron trasladados al CITE (tras salir del mismo otro grupo) pero los dormitorios portátiles continuaron montados ante la previsión de nuevas llegadas masivas.

El viernes pasado el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska viajó a las islas acompañado por la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson . El ministro anunció el cierre del muelle en las próximas semanas y el traslado de los inmigrantes al antiguo polvorín de Barranco Seco, pero según las fuentes consultadas por ABC aún no se han habilitado esas instalaciones, cedidas por Defensa.

Según fuentes policiales, un grupo de inmigantes trató de fugarse del muelle donde la custodia policial se reduce a poco más de una decena de agentes a los que se suman sus compañeros de Extranjería y Científica que trabajan a destajo en las identificaciones y reseñas de los inmigrantes, «a la intemperie, con solo una caseta de obra que se instaló para ese volumen de personas». El trabajo es de tal magnitud –denuncian que se están haciendo turnos de 14 horas por parte de los especialistas– que el comisario jefe de Las Palmas envió ayer una convocatoria a todoas las unidades para pedir voluntarios que trabajen en las Brigadas de Extranjería y Seguridad Ciudadana para cubrir «las necesidades derivadas de la actual situación migratoria».