«Estas 8 islas se han pasado toda su historia luchando para vencer y convencer en la metrópoli de la realidad de quienes vivían tan lejos y en condiciones tan difíciles», dijo el presidente canario, que agrego: «Una y otra vez. Ante gobiernos de todas las ideologías, monarquías, repúblicas, regencias y dictaduras; recordando que nuestra realidad no cambiaba cuando cambiaba la realidad política».
Afirmó que en las islas «hemos actuado, y a las pruebas me remito, desde la corresponsabilidad y el compromiso» y que «si existe un pueblo que tiene razones para sentirse único es el que vive en un Archipiélago a 1.500 kilómetros de distancia». Apuntó que «somos y nos sentimos parte de un proyecto común. Ni superiores ni inferiores a nadie: diferentes».
Empleó a Luis Cernuda para destacar que «dicen que el Sur es un desierto que llora mientras canta. Canarias viene a ser el Sur del Sur. Y a pesar de todo, hemos encontrado un destino de prosperidad y desarrollo basado en el talento de nuestra gente y en las riquezas naturales de nuestras islas» ya que «hemos sido un pueblo que sin renunciar a nuestra identidad, sin perder ni uno solo de nuestros sueños, nos hemos sentido una pieza importante y decisiva en un proyecto común con los restantes pueblos de España».
Explicó que «no vamos a romper puentes, sino a reforzarlos con los argumentos de la razón» porque «creemos que la política, la buena política, es esencialmente un ejercicio de responsabilidad» y que «hemos puesto nuestra fe en las leyes».
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