La caída de Lastra allana a Sánchez el camino para renovar el PSOE

Si algún despistado no entendía todavía a qué se refería Lastra, la ministra de Industria, Reyes Maroto, era la primera en Twitter en dar la clave: «Enhorabuena por el bebé que esperas». Sin embargo, la socialista sí mantendrá su acta de diputada por Asturias en el Congreso. Algunas voces del PSOE consultadas por ABC interpretan su salida de la dirección como una especie de cese encubierto o dimisión impuesta por el desgaste que arrastra: Sánchez la deja caer.

La pugna soterrada entre la ya ex número dos del PSOE y el secretario de Organización, Santos Cerdán, otro sanchista de primera, lleva meses afectando a la estrategia del partido. Esto era un quebradero de cabeza para el presidente, sobre todo ante el nuevo ciclo electoral que empezó con el adelanto andaluz y sigue en 2023 con las elecciones municipales y autonómicas. El mal resultado en Andalucía lo empeoró todo y añadió más tensión.

«Se llevan fatal», apuntaban ayer a este diario fuentes del PSOE que trabajan de cerca con Lastra y Cerdán. Anecdótico, pero sintomático, es que el número tres del PSOE no tuviera ningún gesto de despedida en Twitter con Lastra hasta pasadas unas cuantas horas.

Es conocido que, en más de una ocasión, Sánchez intentó templar la situación. Sin éxito. La última, el pasado lunes 20 de junio, en la Ejecutiva Federal con la resaca del mal resultado del 19-J, donde la izquierda se hundió. Como contó este periódico entonces, Sánchez intervino serio, casi transmitiendo sensación de no saber cómo solventar el problema de comunicación entre dos personas que considera fieles colaboradores, pero que son incapaces de trabajar juntas.

En aquel encuentro, el presidente pidió a la dirección del partido una mayor implicación y cohesión para defender el proyecto ideológico del PSOE desde el Gobierno, el Congreso, el Senado y cada rincón de España. Todos entendieron a qué se refería Sánchez. No obstante, el malestar fue a más.

Además, desde territorios como Castilla-La Mancha o Andalucía habían trascendido quejas contra Lastra por intentos de influir más de lo que su cargo le permitía o de incorporar afines en los equipos. Sánchez era consciente de la situación. Y Lastra conocía el malestar del presidente.

Así, la coordinación entre las dos piezas fundamentales de Ferraz era mala y Sánchez sabía que había que afrontar tarde o temprano una reorganización que no pusiera en peligro el mensaje de cara a las elecciones de 2023. Aunque la salida de Lastra facilita la tarea, el relevo tiene dificultad.

En verano del año pasado, Sánchez reorganizó el Gobierno y el partido en un solo movimiento. Fue también después de unas elecciones, las de la Comunidad de Madrid el 4-M, donde el PSOE se convirtió en tercera fuerza tras ser superado por Más Madrid. Sánchez apartó a Carmen Calvo de la Vicepresidencia primera del Gobierno; a Iván Redondo del Gabinete del presidente y a José Luis Ábalos del Ministerio de Transportes y de la Secretaría de Organización del partido. Este cargo orgánico lo asumió Santos Cerdán, mientras que Lastra fue nombrada vicesecretaria general tras abandonar la portavocía del Grupo parlamentario. La dupla, queda claro un año después, no funcionó. No obstante, a nivel interno no se plantea que la dimisión de Lastra sea una victoria de Cerdán; básicamente porque nadie en el partido descarta que él también termine apartado.

El sentimiento generalizado entre los socialistas es que los cambios no se van a quedar aquí y que Sánchez va a tomar más decisiones. Pero las dudas están en los tiempos. El partido espera que su líder se marche de vacaciones en agosto con los mismos equipos que tiene ahora. No hay prevista ninguna reunión para comunicar al partido nuevos cambios.

En La Moncloa confían en haber cogido impulso después del debate sobre el estado de la nación gracias al giro a la izquierda del presidente y la coordinación con Unidas Podemos. Aseguran que se trata del rearme ideológico que necesitaban para evitar cambios en partido y Gobierno en esta recta final de legislatura. Si los hay, serán ajustes. Porque además creen que el año pasado se equivocaron al ejecutar la remodelación en pleno verano.

La Vicesecretaría general no siempre ha existido en el PSOE. Es un cargo que va y viene. Felipe González lo creó para Alfonso Guerra. Luego, desapareció un tiempo, y José Luis Rodríguez Zapatero lo recuperó para Pepe Blanco. En su primer mandato Sánchez prescindió del puesto. Además, las funciones de la Vicesecretaría general nunca han estado del todo claras y suelen ser las que el secretario general le quiera atribuir en cada momento. Sin embargo, en los últimos estatutos del PSOE sí aparece la figura como tal. Y después se le adjudicaron las competencias de comunicación.

Algunas voces del PSOE apuntan a que el puesto no tendrá sustituto, aunque para eso será necesaria una reforma del reglamento del funcionamiento de la Ejecutiva que redistribuya las funciones que hoy tiene asignadas. En otros circuitos del partido, consideran que el relevo será una mujer que no tenga mucho peso mediático. «Sin ambición», matizan. El nombre puede tener complicaciones porque podría desplazar a un segundo plano a Cerdán, lo que volvería a desatar el lío.

Según explicó ayer Lastra en su comunicado oficial, la decisión de dimitir ya se la había trasladado al presidente hacía dos días. «Querida Adriana Lastra, eres una socialista ejemplar. Gracias a tu compromiso y entrega durante todos estos años el cambio en el PSOE y en España fue posible. Seguiremos trabajando juntos», escribió Sánchez en Twitter. De los primeros.

La política asturiana no había asistido la semana pasada al debate de la nación precisamente porque ya se encontraba descansando. «En los últimos meses se han producido cambios importantes en mi vida personal que me exigen tranquilidad y reposo y que, en las dos últimas semanas, me han obligado a tomar una baja laboral que se va a prolongar aún un tiempo», aclara ella misma en su comunicado. Siete párrafos que cierra agradeciendo el apoyo a los compañeros y a la militancia. Está previsto que dé a luz en noviembre. Eso sí, en el PSOE consideran que solo es un paréntesis. «La carrera política de Adriana no ha terminado», asegura un dirigente autonómico que la conoce muy bien.

«Ante la dificultad de compaginar las exigencias de reposo y cuidados, imprescindibles en mi situación actual, con la intensidad que exige la dirección del partido, he presentado mi dimisión como vicesecretaria general del PSOE». Así fue la explicación de Lastra. Las muestras de cariño del PSOE en este sentido fueron muchas a lo largo de la jornada de ayer. Además de la del presidente del Gobierno, ministros, senadores y otros cargos del partido.

Pero todos ocultan que, desde hace meses, Ferraz lidiaba como podía con el enfrentamiento de Lastra y Cerdán. Los compañeros que han hablado de su dimisión se han centrado en su embarazo y en felicitarla. La renuncia de Lastra contribuye a difuminar más lo poco que queda de aquel primer sanchismo que le hizo recuperar al presidente la Secretaría general y que luego le llevó hasta el Palacio de la Moncloa.