Solidaridad a nado: Formentera se convierte en el corazón de la lucha contra la fibrosis quística
Más de 220 nadadores participan en la 26ª Vuelta a Formentera organizada por la Fundación Respiralia para recaudar fondos destinados al tratamiento de personas con fibrosis quística
ABC
Baleares
A las diez en punto de la mañana, un grupo de 220 nadadores se lanzó al mar desde la playa de Es Cavall d'en Borràs, inaugurando así la 26ª edición de la Vuelta a Formentera nadando contra la fibrosis quística. No había cronómetros, ni ... pódiums esperándolos al final. Solo brazadas de compromiso, coraje y esperanza.
Durante tres días -del 27 al 29 de junio-, este heterogéneo pelotón solidario, con participantes llegados de toda España y de seis países europeos, rodeará a nado los contornos de la isla de Formentera. Más de ocho millas náuticas -unos 15 kilómetros- repartidas en etapas, donde cada brazada representa una lucha contra la fibrosis quística.
En el corazón de este evento está la Fundación Respiralia, nacida en 2006 en Palma con la misión de mejorar la calidad de vida de quienes viven con esta enfermedad genética. Desde entonces, han convertido la natación en una bandera de visibilidad y acción. La recaudación obtenida permitirá a la Fundación Respiralia financiar aproximadamente 750 sesiones de tratamiento respiratorio y fisioterapia, más de la mitad de las que programa anualmente. Estas terapias son fundamentales para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas por fibrosis quística, una enfermedad genética grave que afecta principalmente a los pulmones, el páncreas y otros órganos.
La travesía no es solo una gesta deportiva. Es una convivencia. En el polideportivo municipal de Sant Francesc Xavier -cedido por el Consell Insular de Formentera- se alojan los nadadores, los voluntarios y varias familias con miembros afectados por la enfermedad. En total, más de 270 personas que comparten alimentos, historias y abrazos salados por el mar.
Dos historias de superación
Entre las historias de esta edición, dos nombres emocionan especialmente. Irene Nevado, diagnosticada con fibrosis quística desde niña, regresa a las aguas de Formentera tras haber pasado por dos trasplantes pulmonares y haber vencido una dura infección que amenazaba con devolverla al punto de partida. Lo ha logrado gracias a un nuevo tratamiento de fagoterapia y el medicamento Kaftrio. Hoy, vuelve a nadar.
También ha vuelto Antonio Martínez, conocido como «Tunai», uno de los veteranos del evento. A comienzos de este año, una embolia pulmonar lo llevó al borde de la muerte. Desde la cama del hospital, escribió: «Mi mente viajaba con ilusión a dos instantes: ver crecer a mi hijo y nadar en el próximo Respiralia colaborando en la lucha contra la fibrosis quística». Este fin de semana, cumple esa promesa.
Ambos testimonios encarnan el llamado «espíritu Respiralia» que se ha ido forjando a lo largo de más de dos décadas de brazadas compartidas, noches de sacos de dormir y complicidades que trascienden lo deportivo. La Vuelta a Formentera más que una competición se ha convertido en una comunidad en movimiento.
La fibrosis quística afecta a unas 83 personas en Baleares según datos de la fundación. Una de cada 35 personas es portadora del gen mutado que la causa. Aunque invisible a simple vista, la enfermedad condiciona órganos clave como los pulmones, el páncreas o las glándulas sudoríparas.
Pero este fin de semana, en las aguas cristalinas de Formentera, lo que se impone no es la enfermedad, sino la resistencia. Una resistencia colectiva que se mide en brazadas, sonrisas y solidaridad. «Aquí no se nada por llegar el primero. Se nada por que nadie se quede atrás", reza una de las paredes del polideportivo.
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