Según la Declaración de Murcia, el documento consensuado por la dirección de Génova con los presidentes autonómicos del partido, el plan del agua de Feijóo destinará 40.000 millones de euros a la política hidráulica e incluirá los trasvases.
El portavoz parlamentario del PSOE en Aragón, Fernando Sabés, se ha tomado la revancha por el revuelo formado después de que el partido no aplaudiese el anuncio reciente de Jorge Azcón de conceder el premio Gabriel Cisneros a Javier Lambán, en reconocimiento por sus valores constitucionales y su lucha por asentar la democracia en Aragón, y ha reprochado que el presidente maño respaldó con su aplauso el anuncio de Feijóo. Este podría ser un sustancial granero de votos y el PSOE está sacudiendo medidamente la bolsa.
El PP aragonés respondió el domingo que en la comunidad no hay excedentes y que Feijóo no habló de comunidades concretas, sino de lugares asediados por la sequía. Para los populares maños, en Aragón «necesitamos cada gota para garantizar nuestro crecimiento actual y futuro«. Además, Feijóo en ningún momento pronunció la palabra trasvase, defienden.
Desde luego este es un tema capital en Aragón, que puede reabrir viejas heridas. Aunque el PSOE señale hoy con contundencia que nunca respaldó un trasvase, lo cierto es que en el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando nada más revalidar su cargo tras las elecciones de 2008 aprobó un trasvase del Ebro a Barcelona consensuado con la Generalitat que finalmente no fue necesario pero que dejó al entonces presidente de Aragón, Marcelino Iglesias, que hoy preside honoríficamente el PSOE aragonés, en una posición muy desairada, tal y como afeó a su partido en su día el propio Lambán, que entonces era diputado provincial.
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