«Nuestro país está perdido. Queremos que España sea nuestra nación»

Quien en esas declaraciones destila su sueño de España como «tierra prometida» se llama Ghaitn Naizi. Tiene 23 años . Antes de alcanzar España en el marco del dispositivo de acogida articulado por la Unión Europea, este joven ha tenido que aguardar en Grecia. Allí ha dejado a miles de compatriotas esperando turno para acabar con la provisionalidad de los campos temporales de refugiados, donde el día a día se hace tan crudo como la pena de haberlo dejado todo atrás, en sus países de origen.

De la dureza de los campos ha dado fe Yossef, de 21 años , otro de los sirios recién llegados a Zaragoza: «hay muchos niños, mujeres embarazadas, hombres enfermos, bebés, niños que viven sin familia... La situación es muy complicada, muy dura». «Estamos deseando que vengan pronto aquí, por lo que la situación en Grecia es muy delicada, no hay comida para todos» , advierte Yossef mientras clama por que «el Gobierno les ayude lo más pronto posible».

«El pueblo sirio os quiere mucho» , remacha Ghaitn, uno de los cientos de huidos de la guerra de Siria y del terror del Estado Islámico que, cuando en los campos griegos les pidieron que dijeran dónde querían ser reubicados, marcó España como primera opción. Porque ese es el protocolo esencial que se sigue: a los refugiados se les da la lista con los 24 países europeos en los que pueden ser reubicados, marcan ocho por orden de preferencia y las autoridades les asignan destino coordinando disponibilidades de acogida.

A Aragón acaban de llegar nueve esta semana. Entre ellos Ghaitn y Yossef. Cuatro de esos nueve son miembros de una misma familia, el matrimonio y sus tres hijos menores, kurdos-iraquíes.