Unicaja, obligada a renovar su cúpula para sobrevivir tras zanjar su guerra interna

La digestión de ese matrimonio fue imposible. Y primero se cobró la cabeza del histórico banquero Braulio Medel, presidente de la Fundación Bancaria que es la máxima accionista de Unicaja. Controla en torno a un 30%.

Al que fuera todopoderoso mago de las finanzas andaluzas se le acusó de favorecer a los directivos asturianos en detrimento de la 'pata' malagueña. En especial a Menéndez, que fue cobrando cuotas de poder que subvertían el pacto de fusión firmado. Y aunque entonces pareciera mentira, no aguantó el pulso.

Tampoco ha podido hacerlo el financiero asturiano. Menéndez ha pactado su salida a escasas fechas de que el consejo de administración, ya renovado y decantado en su contra, le pusiera de patitas en la calle. La decisión final, sin sangre, ha contentado a todos.

El ejército local, pues, ha sido el vencedor de las hostilidades. Pero muchos se preguntan cómo poner en pie los escombros que ha dejado tanta escaramuza. Porque el futuro no pinta especialmente halagüeño para Unicaja. Sobre todo cuando ha pasado los últimos 24 meses inmerso en peleas internas sin trabajar en adaptarse al proceloso momento que viven las entidades financieras. «Hemos estado demasiado entretenidos en cosas que nada tenían que ver con la transformación que requiere un banco de la dimensión del nuestro», se quejan algunas fuentes.

En efecto, y aunque ya el año pasado habían surgido dudas, el resultado de la compañía del primer trimestre del año disparó todas las alarmas. Unicaja ganó sólo 34 millones de euros. La mitad que el ejercicio anterior. Oficialmente se culpó al impuesto sobre la banca. «Pero lo cierto es que aunque Unicaja gana dinero, gana mucho menos dinero que los demás. Y por algo será», apunta otra fuente.

Lógicamente la prioridad, ahora, es buscar un sustituto «solvente» para Menéndez, que permanecerá en su puesto hasta que se encuentre al 'mirlo blanco'. El proceso ya está abierto. Unicaja busca un consejero delegado que además será, como novedad, el primer directivo de la casa.

Su presidente, Manuel Azuaga, ha seguido conservando funciones ejecutivas, pero en el protocolo de fusión establecido en julio de 2021 se dejaba claro que en dos años habría que adaptar el organigrama al modelo que prefiere el supervisor. Este aspecto, una vez terminada la batalla, es algo que no preocupa especialmente a las principales cabezas de la entidad.

Sí que hay dudas en torno a quién debe ser la persona que comande el futuro del único banco con ficha andaluza básicamente hacia su supervivencia. Que trace la hoja de ruta que permita definir el modelo empresarial que permita competir a la entidad.

El debate, ahora, está entre un núcleo de directivos del mismo apuestan por el nombramiento de un ejecutivo de fuera, consolidado y de renombre. Otros, sin embargo, entre los que se encuentran algunos de primera línea, se preguntan por qué no promocionar a alguien del actual staff, dado que consideran que hay talento interno suficiente.