Marbella fía todo a Cruz Roja tras desmantelar sus ayudas contra la exclusión

Se trata de un centro con profesionales. El proyecto no sólo incluye comedor social, servicio de duchas y lavandería, también tendrá una amplia gama de profesionales como psicólogos, terapeutas o trabajadores sociales que ayuden a las personas sin hogar y a las familias en riesgo de exclusión social. « Está anclado en la experiencia de Cruz Roja con el programa Intemperie y está previsto asentarlo en el centro de Huerta Los Guerras», remarca Morales.

Un proyecto que no las tiene todas consigo. «Conlleva unos costes que, según el interventor municipal, tiene que salir a concurso público. Cualquiera podría presentarse», señala Julián García, quien explica que Cruz Roja concurrirá, puesto que la idea nace del centro que ya existe en Málaga, pero que tienen que esperar «a ver cómo diseña el gabinete jurídico del Ayuntamiento el concurso». « Si se hace el concurso público se pueden presentar empresas que se hagan con la adjudicación y privaticen los servicios sociales », teme Julián García. Sin embargo, el Consistorio explica que está tratando de hacerlo todo «mediante convenio». «Estamos estudiando cómo hacer una fórmula finalista para que el proyecto vaya a Cruz Roja, que es la que tiene más experiencia en este aspecto», explica la concejala de Servicios Sociales.

La nueva vuelta de tuerca a la lucha contra la exclusión corre peligro antes de ponerse en práctica. Una fórmula que podría solucionarse volviendo a los convenios que el Ayuntamiento anuló . Ser Humano, Cruz Roja, Cáritas y Bancosol, tejieron durante años, mediante convenios con el municipio para sufragar su actividad, una red de ayuda que la concejalía de Servicios Sociales desmontó al eliminar los acuerdos con estas entidades. La falta de estos fondos propició el cierre de los puntos de emergencia y del comedor social que gestionaba Ser Humano, la clausura del banco de alimento de Bancosol y una merma en los servicios ofrecidos por Cáritas.

Para compensar el Ayuntamiento derivó a las familias en exclusión a las cafeterías de mayores, un reparto de alimentos y sacó unas ayudas económicas. Las quejas no tardaron por el estigma que suponía ir a comer a las cafeterías, por la situación en la que llegaban los alimentos a las familias y por los retrasos de las compensaciones. El fracaso del modelo municipal hizo buscar nuevas fórmulas .

Ahora, después de que el Ayuntamiento no haya destinado en 2016 un euro de los 200.000 para las ayudas sociales a las asociaciones contra la exclusión social, se echa en manos de Cruz Roja en un proyecto que, hasta el momento, sólo es una declaración de buenas intenciones que puede costar 300.000 euros y del cual Cruz Roja teme que acabe en manos de una empresa privada . «Nos precipitamos al presentarlo, porque no hay nada», concluye Julián García.