Juanma Moreno promete un Gobierno abierto y con «orgullo andaluz»

«Renuevo el sentimiento mayoritario de los andaluces de ser españoles de luz que, desde el Sur, hacemos una España mejor. España necesita a Andalucía porque somos una tierra decisiva, con capacidad de aportar y con deseo de cooperar con el resto de territorios», dijo en su intervención.

La jura de su cargo -fue ese el término que utilizó- se organizó con todo detalle. A las puertas del Palacio de San Telmo en Sevilla, a pie de calle, congregó a unos seiscientos invitados de la sociedad civil andaluza, además de dirigentes políticos y militares y el nutrido grupo de diputados del PP que lo van a acompañar en el Parlamento estos cuatro años. Unas vallas de seguridad separaban la zona acotada para los invitados, la megafonía y los medios, de la calle que seguía con su ritmo habitual.

De un sábado de julio a las 9.30 de la mañana eso sí, pero sin cortes de tráfico ni zonas de seguridad peatonales. Una muestra evidente de que los cuatro años que ya lleva gobernando no sólo no le han supuesto ningún desgaste (es evidente por la mayoría absoluta) sino que además ha logrado salir indemne de la pandemia y no tiene a ningún colectivo en contra. Habrá que ver lo que sucede en cuatro años.

La apertura de las puertas de San Telmo y el diálogo fueron uno de los ejes de su intervención. Moreno ha prometido que su presidencia será «abierta y accesible» porque considera que el futuro de Andalucía compete a todos, «absolutamente a todos». Sin embargo, no todos estaban en su toma de posesión. Arropado por los presidentes autonómicos de su partido, por Rajoy y por Núñez Feijóo y Soraya Sáenz de Santamaría -que está fuera del foco público y ayer hizo una excepción-, sólo el portavoz del PSOE, Juan Espadas, y la de Vox, Macarena Olona, lo acompañaron desde la oposición.

Inma Nieto, líder de Por Andalucía evitó su presencia en este acto porque no se celebraba en el Parlamento que es el lugar que lo ha elegido y que ella entendía que era el adecuado. Tampoco apareció Teresa Rodríguez. De sus antecesores sólo Susana Díaz ocupó su sitio como expresidenta y fue la primera a la que saludó Moreno a su llegada. Protocolo exquisito.

Juanma Moreno repitió ayer lo que lleva diciendo toda la campaña electoral. Quiere hacer de la comunidad una comunidad líder en España y sin complejos, superando los estereotipos. «Donde haya una oportunidad, allí estará Andalucía» porque su objetivo político es abrir una etapa con nuevas ambiciones a pesar del «momento histórico inquietante». Andalucía, señaló Moreno, «ha perdido el miedo».

El presidente quiere hacer de Andalucía «la comunidad más importante de España» y lo dijo sin complejos no sólo delante de su jefe de filas, Núñez Feijóo, sino también del resto de presidentes autonómicos del PP, incluyendo a una Díaz Ayuso que ha bajado enteros en el partido desde que Moreno rebatió su éxito electoral, hasta entonces el más amplio de todos los líderes populares.

Pero puso en sello en lo que entiende que es la característica clave de Andalucía, «espíritu solidario y rechazo de los privilegios», un modelo que confronta con el que desarrollan otros territorios de España a los que no nombró. No hacía falta. Porque Moreno ofreció lealtad y cooperación a España. Unas palabras que también pronunció el ministro de Agricultura, Luis Planas, presente en el acto como representante del Gobierno central.

Fiel a su estilo, Planas tuvo un trato afable y palabras institucionales y afectuosas con Andalucía. Cordobés por devoción estuvo en San Telmo por mor del Comité Federal que dejó a María Jesús Montero en Madrid -suele ser la ministra que representa al Gobierno en Andalucía-.

El presidente andaluz entiende que el liderazgo andaluz pasa por la creación de empleo y en la generación de riqueza, factores que propiciarán una sanidad «moderna y de calidad» y una educación «de excelencia» que permita la investigación y la innovación. Tampoco se olvidó de la igualdad entre los hombres y las mujeres, objetivo que también citó como estratégico junto al cambio climático y la defensa y protección de quienes menos tienen.

En este escenario, reivindicó un «nuevo orgullo andaluz. Un andalucismo renovado y alejado de tópicos» que se basa en las capacidades de las nuevas generaciones de andaluces: investigación, creación, innovación, enseñanza e influencia, «en andaluz, con el poderío y la riqueza de nuestro acento».

Este nuevo enfoque del andalucismo lo entronca con los más jóvenes. Resulta llamativa la atención que el presidente andaluz ha prestado a este colectivo en la última semana. Durante su discurso de investidura en el Parlamento tuvo numerosas referencias a ellos y les prometió planes específicos de empleo, vivienda y Formación Profesional. Ayer reiteró que tiene «la firme determinación de ampliar sus oportunidades de formación y empleo». ¿Está quizás anunciando que prevé incluir una Consejería para la Juventud en su nuevo Ejecutivo? Ni es descartable, aunque tuviese otras competencias y no estuviese sólo dedicada a los jóvenes, ni Moreno suele decir las cosas sin intención.

No era el día pero flotaba en el ambiente. Moreno está eligiendo a quienes serán sus consejeros para los próximos cuatro años. Y hay muchos comentarios, corrillos y también presiones para estar en esa lista. El presidente es consciente de ello -de hecho, lo guarda con tanto secretismo que lo alienta- y ayer quiso romper el hielo en el asunto.

En su toma de posesión estaba todo el Consejo de Gobierno, incluyendo a los consejeros de Ciudadanos, para los que el presidente andaluz tuvo palabras de afecto y reconocimiento, «sobre todo a ti, Juan (Marín)», aunque les dejó clara su precaria situación, «gracias a todos pero os digo que os queda un cuarto de hora», bromeó ante las risas de los presentes. El lunes a mediodía anunciará su nuevo Gabinete para la legislatura que queda por delante. Más de uno, y de dos, pasará todo el fin de semana verificando que el aparato no se ha quedado sin batería.