La incómoda confesión de una mujer a Juan y Medio: «Al bajar estaba su hermana y su novia»
'La tarde, aquí y ahora' ha vuelto a dejar sin palabras a un público más que sorprendido con la historia de una de sus invitadas
Juan y Medio se echa a llorar al hablar de su madre: «Toda la semana esperando a que yo llegue»
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl amor, dicen, es un juego de dos donde la sinceridad debería ser una de las reglas principales. Pero a veces, como en los mejores giros de telenovela o en los cafés más insospechados, la verdad aparece sin invitación, y lo cambia todo. ... En una nueva emisión de 'La tarde, aquí y ahora', Juan y Medio volvió a regalarnos uno de esos momentos televisivos que se quedan en la retina. Esta vez, con una historia que mezcló amor, engaño y una visita que terminó en revelación.
Todo empezó con esa voz inconfundible de Juan, dirigiéndose al público con picardía: «Público, están empezando a quedar solos y reciben al cabo de tres meses una visita... cuéntanos cómo fue esto».
La invitada, que había llegado al plató para compartir su historia de vida y de amor, respondió con una mezcla de nostalgia y humor: «Pues nos invitó la hermana de él a tomar café, y cuando bajamos... la sorpresa de que estaba también la novia de él... ¡me quedé a cuadros!».
El plató, entre risas nerviosas y gestos de incredulidad, se sumió en un silencio expectante. Juan, con su habitual mezcla de incredulidad y ternura, quiso confirmar lo evidente: «O sea que tú no sabías que tenía novia?». «No», respondió ella, tajante.
«Pero además... ¡novia de toda la vida!», remató Juan, provocando un suspiro entre los presentes.
La anécdota no solo arrancó carcajadas, sino también reflexiones. Porque detrás de la sorpresa y el asombro, se esconde una verdad dolorosa: aún hoy, en tiempos donde la comunicación parece más fácil que nunca, hay quienes eligen el silencio.
Pero si algo tienen las tardes con Juan y Medio, es que convierten el drama en aprendizaje, y la decepción en anécdota para seguir adelante. La invitada, lejos de victimizarse, relató su historia con dignidad, sentido del humor y una lección implícita: el amor debe ser libre, pero sobre todo, sincero.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete