El pueblo granadino de Huétor Santillán revive su peor pesadilla: otra vez le toca enterrar y llorar a jóvenes muertos

Porque a Huetor Santillán le toca enterrar a dos jóvenes que murieron ayer en un accidente de tráfico. Uno tenía 21 años y el otro 17. Habían ido a jugar un partido de fútbol en las cercanías y, cuando volvieron por la carretera A-4003, que allí muchos no quieren ni mencionar, chocaron contra un obstáculo que parece tener un imán maldito.

La carretera deja a su derecha un desvío para ir a unas canteras y, delante, hay una especie de muro medio tapado por un arbusto. Desde 1980, allí, justo en ese punto, han perdido la vida ya ocho personas en tres accidentes. Del primer suceso no se guarda mucha memoria, pero el segundo sí que está en la retina de todos los hueteños, que ahora reviven una pesadilla.

Ocurrió el 3 de julio de 2008. Un coche regresaba de la vecina localidad de Beas de Granada y a bordo iban cuatro chicos que habían pasado la tarde jugando a los billares y al futbolín. El menor de ellos tenía 16 años y murió al estamparse el vehículo contra ese muro, como también le pasó a otro ocupante que el día siguiente iba a cumplir los 18 y a un tercero que contaba con 22. El más mayor, de 27, fue hospitalizado.

El entierro, un día después, fue un acto de tristeza como pocos se han visto en Granada en los últimos años. No había consuelo para las familias, todo era dolor y caras desencajadas. El pueblo guardó luto y, pasados los días más terribles, se recogieron firmas en Huétor para reclamar una solución, algún aviso en ese punto, una rotonda, algo. Pero nada de eso llegó. La autovía A-92 pasa cerca y absorbe casi todo el tráfico. Las carreteras secundarias nunca han tenido desde entonces mejor puesto el nombre.

Este domingo 30 de noviembre, la historia se ha repetido casi punto por punto. Esta vez los accidentados tenían 17 y 21 años y regresaban de hacer deporte. Eran tipos sanos, eso lo tienen muy claro en el pueblo. Y muy implicados con las cosas de allí. La muerte les llegó casi de inmediato tras impactar contra esa masa de ladrillo y piedra. Y a Huétor Santillán le toca de nuevo llorar y enterrar. Hasta el miércoles, el municipio está de luto oficial.

El entierro está previsto para las 16.30 horas de este lunes y con seguridad será también multitudinario. Por la mañana, los dos cuerpos sin vida aún estaban en el Instituto de Medicina Legal, en Granada. En un hospital de la capital, el padre de uno de los fallecidos se recupera de una intervención de urgencia que le tuvieron que hacer el domingo por la noche. Sufre del corazón y la noticia, lógicamente, agravó su estado. Pero está fuera de peligro.

El alcalde, José Carlos Ortega, está roto de dolor, como todos en Huétor Santillán. Recuerda que un tío suyo era presidente de la Asociación de Vecinos del municipio cuando, en 2008, se reclamó una solución para ese punto negro. «El colectivo se movió mucho, fue muy activo, pero no se consiguió nada. Ahora, por supuesto, redoblaremos esfuerzos porque ahí debe haber alguna rotonda, un radar, resaltos o lo que sea, seguiremos luchando porque una cosa así no debe repetirse nunca más», indica.

El terrible accidente de Huétor se produjo el mismo día en el que un hombre de 70 años también perdió la vida al caer con su coche por un terraplén de unos 15 metros en el municipio de El Pinar, en la comarca del Valle del Lecrín. Se cierra así un noviembre muy negro en las carreteras granadinas, donde en lo que va de año ha habido 34 accidentes de tráfico mortales que han dejado 39 víctimas. Son seis más que hasta finales de noviembre del año pasado.