La aparición de los huesos en la cueva de Granada reabre misterios de hace cuarenta años

Como se sabe, en un paraje de Huéscar conocido como la Sima del Carrascal, un pastor encontró en diciembre de 2023 unos huesos que, pensó, podrían ser prehistóricos. Lógico, teniendo en cuenta que en esa zona –sobre todo en Orce- hay numerosísimos vestigios de la presencia humana en tiempos remotos.

No es un lugar de fácil acceso, ni tampoco es sencillo bajar a lo más profundo de la cueva. Se encargaron de hacerlo unos espeleólogos y descubrieron huesos que, por su aspecto, no podían ser prehistóricos sino mucho más recientes. Llamaba la atención, sobre todo, un cráneo. La Guardia Civil y el Juzgado de Instrucción y Primera Instancia de Huéscar se hicieron cargo de la investigación.

«Son humanos y de más de una persona», apuntaron desde la Guardia Civil en septiembre de 2024. Algo muy parecido dijo este jueves 6 de marzo el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, que apuntó a varias hipótesis: los huesos pueden ser de una niña de Cúllar que desapareció en 1983, de una mujer de Huéscar de la que no se sabe nada desde 1994, de las dos o de ninguna.

Será el departamento de Antropología Forense de la Universidad de Granada quien determine la antigüedad de todos los huesos hallados, y eso presumiblemente desvelará el enigma. Mientras tanto, como ya se ha dicho, las distintas versiones y las «habladurías», como las define el alcalde de Huéscar, Ramón Martínez, surgen desde todos los rincones.

La niña se llamaba Dolores Rodríguez García y vivía en Cúllar, un pueblo a 27 kilómetros de Huéscar. En 1983 desapareció de su casa. Sus padres, naturalmente, lo denunciaron y se inició una investigación que concluyó sin éxito en 2009, año en el que se solicitó oficialmente su expediente de defunción. Tenía diez años y cinco hermanos.

En Cúllar muchos vecinos dan por hecho que el cráneo de la sima del Carrascal es suyo porque, pese a que el caso está bajo secreto de sumario, trascendió, no se sabe si con mucho o poco fundamento, que era el de alguien de entre 9 y 11 años. Como Dolores tenía diez, lo ven clarísimo. La alcaldesa de Cúllar, Ana Belén Martínez, ha dicho en varios medios que hay que esperar, ser prudentes y mantener la tranquilidad.

En 1994, Francisca Reche estaba disfrutando de las fiestas de su pueblo, Huéscar. Tenía dos hijos. De pronto, también desapareció. Como en el caso anterior, el suceso se investigó sin que se llegara a ninguna conclusión. En Huéscar siguen viviendo familiares suyos, que ahora han despertado sobresaltados, como si alguien hubiera agitado un avispero.

«Aquí se comenta de todo, se puede imaginar», resume Ramón Martínez, el regidor del pueblo, que precisamente nació en 1994 y que por tanto conoce el caso sólo de oídas. También pide «prudencia» y, sobre todo, «respeto» para esos familiares de Francisca que continúan en Huéscar.

«No he hablado con el juez en todo este tiempo, pero sí con la Guardia Civil. No me han revelado nada y recuerdan que se ha decretado el secreto del sumario en este caso. Sólo espero que se resuelva pronto y que, si los restos pertenecen a Francisca, que su familia pueda darles sepultura», concluye.