Feria del libro de Córdoba
Sergio Ramírez: «Siempre pienso que el mejor libro es el que todavía no he escrito»
El autor nicaragüense abre la cita hablando del oficio del narrador y de su condición de exiliado
Feria del Libro de Córdoba 2023 | Albert Boadella, Sergio Ramírez, Elvira Roca Barea y Soto Ivars, protagonistas
Córdoba
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Iniciar sesiónPremio Cervantes. Las dos palabras acompañan a Sergio Ramírez desde el año 2017, cuando recibió el máximo galardón de las letras españolas, pero este viernes, sin dejar de darle importancia, lo puso en otro lugar. «Pesa lo que uno quiera que pese. ... Si uno se engolosina con esas cosas deja de escribir», afirmó.
Ha sido el encargado de realizar el acto inaugural de la XLVIII Feria del Libro de Córdoba y lo ha hecho en una conversión con el periodista José María Martín en que ha hablado de la escritura y también de su compromiso cívico.
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No podía quedar a un lado, porque Sergio Ramírez dejó su país en desacuerdo con la dictadura de Daniel Ortega. Antes de comenzar, un grupo de nicaragüenses con residencia en Córdoba le recibió con la bandera de su país y cantando el himno con mucha emoción. Y el recuerdo de la tierra que se deja fue recurrente en la conversación. «Es como si alguien te corta el aire. El deseo y la nostalgia del país lejano siempre están presentes», afirmó el escritor.
Sergio Ramírez en la Feria del Libro de Córdoba
El escritor nicaragüense ha sido recibido por un grupo de compatriotas con la bandera y el himno de su país
«La mentira tiene que ser buena, debe estar muy bien contada y no se tiene que notar el artificio»
A Sergio Ramírez se le ha señalado como un escritor central en la lengua española, que es el idioma más de 400 millones de personas en todo el mundo y habló también de ello: «La lengua se crea en la calle, porque sin el habla cotidiana no existiría, pero también los escritores crean la lengua», afirmó.
Y hay muchas formas de concebir la literatura, pero él dejó bastantes claves de la suya. Para empezar, está ligado «a lo real, al mundo en el que uno vive». Recordó que cuando Cervantes habla de Don Quijote dice que «no ha mucho que vivía», lo que quiere decir que era contemporáneo. «Y sale sobre Rocinante a recorrer el mundo de entonces, con sus injusticias, porque si no las hubiera, no saldría», dijo.
En el mundo de Sergio Ramírez, esas injusticias están sobre todo en Latinoamérica, que es una zona del mundo tan amplia como «llena de contrastes», y donde parece demasiadas veces que lo que domina es la anormalidad.
Habló también de si un premio como el Cervantes le retira de alguna forma, y afirmó que un escritor «siempre tiene que afrontar desafíos». «Siempre pienso que el mejor libro es el que todavía no he escrito, y vivo para buscar ese libro», insistió.
Su concepción de la literatura de ficción es el de pensar que es un «registro excepcional de la vida y de la historia». Mucho más que la historia académica y científica, a su juicio, porque los libros de los historiadores «siempre están en contra o favor de algo». En la novela, el escritor presenta a unos personajes «y no le da la razón a ninguno, porque tampoco hay una voz única».
La novela cuenta una historia de ficción, es un pacto con el lector que la cree, pero no a cualquier precio. Para Sergio Ramírez, «la mentira debe estar muy bien contada». Puede ser que se note el artificio, que se vea de lejos que es mentira, y entonces, en su caso, abandona la lectura. Se siente decepcionado. «El lector quiere que le engañen y que la mentira sea buena», dijo.
«Soy un escritor que no puede callarse. Es una dictadura vulgar, más cruel que la de Somoza»
Así, en uno de sus libros cuenta una historia de cómo el ejército de Guatemala asesinó a todos los habitantes de un pueblo, 350 personas, y hasta ensartó a los niños en bayonetas. «Si la cuento en una novela, parece una exageración, así que opté por el tono de reportaje, sin intervenir», dijo.
De hecho lo conoció por un reportaje periodístico que contaba cómo se habían encontrado los restos enterrados y se pensaba al principio que serían de la civilización maya. Con su postura se evita algo que, para Sergio Ramírez, no debe estar en la escritura, que es «lo político y lo sentimental».
Por ahí regresó a su condición de exiliado. Respeto a los escritores que se mantienen al margen, a los que no hablan, pero él se definió como «un escritor que habla, que no puede callarse», y habló del régimen de Daniel Ortega como «una dictadura vulgar, más cruel que la de Anastasio Somoza».
Fuera, los lectores buscaban las firmas, las actividades y sobre todo los expositores en que encontrar buenos libros que llevarse a casa para disfrutar de las historias que les tienen que contar sus autores.
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