Sequía Córdoba

La crisis del agua en el Norte: «Es un drama lo que está pasando en el Guadiato y Los Pedroches»

Los vecinos de las comarcas afectadas por la falta de líquido potable en sus grifos explican a ABC las vicisitudes del difícil método para repartirla en cisternas

Salud declara no apta al consumo el agua del trasvase de La Colada a Sierra Boyera por incumplir la norma de calidad

Peces muertos y tierra agrietada, este miércoles, en el vacío embalse de Sierra Boyera de Belmez Álvaro Carmona

«Es un drama, los que toman decisiones están en su burbuja y no son conscientes de la gravedad de lo que está pasando», asegura un vecino mientras cruza el embalse de Sierra Boyera en Belmez. Sólo hay que echarle un vistazo ... al horizonte para comprobar el tino de sus palabras por el azote de la sequía. El pantano que abastece a todo el norte de Córdoba, en las comarcas del Guadiato y Los Pedroches, está vacío, al cero por ciento de su capacidad. Sólo queda una lámina de un centenar de metros de ciénaga entre grietas de la tierra que antes llenaba el agua hasta el final del embalse en Peñarroya. Los peces muertos a pie de presa ponen la piel de gallina. Es dantesco. Un paisaje más propio del desierto.

La sequía en Córdoba está siendo la gota que colma el vaso para una zona atacada por el virus de la despoblación. «Nunca había visto el pantano así», añade Gabriel Camacho, que nació en la aldea de Ojuelos Altos de Fuente Obejuna. Reside en Cornellá (Barcelona), como tantos otros que emigraron en la juventud y vuelve cada poco tiempo a su tierra natal para pasar unos días, esta vez junto a unos amigos. «Es terrible, no hay nada de los 10 kilómetros de agua que había desde aquí hasta Peñarroya», asegura entre consternado y sorprendido.

Ese panorama, unido al sonrojante trasvase de agua contaminada desde La Colada a Sierra Boyera no apta para el consumo humano, ha obligado a la Diputación a trazar un plan de emergencia para abastecer a 24 municipios y 19 aldeas del Guadiato y Los Pedroches con camiones cisterna (de 25 mil y 20 mil litros). El reparto es muy complejo por la extensión y la dispersión de la zona que hay que cubrir. Una situación que se comprueba a pie de reparto de agua potable en Peñarroya-Pueblonuevo y Espiel. La disparidad de criterios que se siguen es tremenda en las primeras horas de la medida.

Un camión cisterna reparte agua potable este miércoles en Peñarroya-Pueblonuevo Álvaro Carmona

Sin embargo, la logística para llevar el agua no es la principal preocupación de los vecinos del norte. Diez minutos, quince, treinta o una hora junto a un camión cisterna desvelan que parece que sólo hay una preocupación: «¿De dónde viene el agua que están repartiendo?», pregunta uno, dos, tres, diez, cien vecinos. Rosalía es un ejemplo en Pueblonuevo. Allí contestan que «de Córdoba, de la Breña», pero Emproacsa explica a este medio luego que de «El Vacar, Puente Nuevo, Montoro o Villa del Río».

No hay grandes colas, al contrario de lo que podía pensarse, en los camiones. Eso sí, el goteo es incesante. Los grifos no paran de abastecer a la población. Salvador, uno de los policías locales que supervisan la entrega en Peñarroya, desvela el motivo: «La gente ha acaparado agua estos días de los supermercados y no hay gran necesidad ahora», explica.

De hecho, los estantes de cualquier mercado o tienda de conveniencia dan fe de ello. Como 'La Trastienda', en el polígono San Antonio de Belmez. Santiago, su responsable, explica que «sí queda agua», pero se han agotado las garrafas «de cinco y ocho litros». Los pasillos sólo exhiben botellas de 1,5 litros o más pequeñas.

Desértico paisaje de cientos de metros en Puente Nuevo (Espiel), donde antes flotaba una barca Á. C.

La diversidad de decisiones de cada municipio complica más la logística del reparto. El alcalde de El Viso, por ejemplo, se quejó ayer de que el agua no había llegado. Una excepción para un reparto que, con mínimos retrasos en algún caso, se produjo sin incidencias de gran importancia.

Los municipios afrontan el reparto de agua potable con métodos diferentes. La anunciada medida de limitar la entrega a cinco litros por día y persona no casa con la realidad. Cada vecino se lleva lo que desea. Al menos, ahora. Hay numerosos casos con bidones de 25 litros.

La diversidad también se observa en cómo llegar a las personas con movilidad reducida, residencias o colegios. Las decisiones son muy localistas. En Peñarroya, por citar un ejemplo, deben acudir a los puntos de referencia. De hecho, un empleado de Futuro Singular explica a este periódico que «el consumo en la sede se hace por las máquinas habituales, pero yo vengo con estos bidones (15 litros) a por agua para cocinar».

El supermercado la 'La Trastienda', en Belmez, sin garrafas de agua y sólo con botellas de 1,5 litros Á. C.

En Espiel, el ayuntamiento ha puesto a una persona, Flor Alcalde, para «llevar el agua a las personas que lo necesitan porque no pueden salir de sus casas», explica orgullosa con un listado en el que «mira, hoy tengo a 24 personas». Además, recuerda que «mañana, el cole me va a dejar garrafas para que les lleve el agua, hoy no ha podido ser porque no las tenían».

Además, las pequeñas industrias, panaderías y hostelería, que necesitan el agua para producir o cocinar, levantaron la voz. Ante ello, el Consistorio belmezano, el más rápido en actuar en esta materia, anunció un horario exclusivo para ellos: «De 16.30 horas a 17.00 horas», según una nota de la Policía Local. Luego, Emproacsa avanzó que «las empresas que necesiten más de 100 litros por día se pongan en contacto con nosotros».

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