Nueva ordenanza de agua en Córdoba: restringir el riego, llenado de piscinas y consumo en sequía extrema

Todavía se está lejos del peor de los escenarios, pero supondrían en ciertos casos eliminar el riego o el baldeo, impedir que se llenen las piscinas o cerrar las fuentes para consumo humano, entre otros. Así figura en el texto que este miércoles ha presentado el presidente de Emacsa, Jesús Coca.

Coca ha asegurado que esta ordenanza refleja una política en que se trata a la sequía no como un problema coyuntural que afecta en ciertos años, sino como un problema estructural, propio de un clima que en muchas ocasiones tiende a ser seco.

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La ordenanza tiene un período de tramitación de entre cuatro y seis meses y marcará «una hoja de ruta» con la que Emacsa estará facultada para tomar las medidas adecuadas para cada momento. Así, la empresa municipal podrá limitar o prohibir el agua potable para riego de jardines públicos y privados y para el baldeo de calles también públicas y privadas.

El llenado de piscinas privadas y públicas diferenciará las que tengan sistemas de depuración y de recirculación, al igual que las fuentes ornamentales. Las que sean para consumo y no tengan cierre automático también se podrán restringir.

La ordenanza prevé impedir limpiar vehículos excepto en los establecimientos que se dediquen a ello, y también los sistemas de refrigeración por agua. En un último punto estaría «cualquier otra medida que permita proteger el abastecimiento».

La ordenanza prevé en un segundo grado establecer restricciones al consumo, regulaciones e interrupción del suministro, pero no establece a partir de qué nivel de agua embalsada. Eso sí, Jesús Coca asegura que en la situación actual, en Córdoba todavía debería pasar «un año y medio» sin llover para que hubiera restricciones.

No en vano, recordó, el embalse de San Rafael de Navallana está al 38% de su capacidad, lo que supone 59,46 hectómetros cúbicos; el del Guadalmellato al 29,56%, con 43,3 hectómetros cúbicos. El de Guadalnuño, más pequeño, tiene 0,9 y una capacidad del 55,19%.

La ordenanza establece además el camino no sólo para ahorrar agua, sino para lo que se llama la regeneración. Actualmente, el agua residual que pasa al sistema de alcantarillas se depura antes de verterla al Guadalquivir, de forma que se le da al cauce más de lo que se le quita, precisó el presidente de la empresa municipal de agua. Ahí se aprovecha también el agua de lluvia.

En Córdoba se regeneran así 26 hectómetros cúbicos de agua al año, y en el futuro podría utilizarse no para el consumo humano, sino para el riego y otros usos. Eso precisa de unas obras y una infraestructura, que en el futuro requerirían de una inversión de entre 20 y 30 millones de euros, según Jesús Coca. Sería lo necesario, por ejemplo, para estaciones de bombeo y maquinaria que hagan llegar el agua regenerada para estos nuevos usos.

«El sistema del agua regenerada, que se utiliza ya con éxito en lugares como Valencia es la medida más sostenible, más que las desaladoras y los trasvases, para conseguir el ahorro y la mejor utilización», dijo el presidente de Emacsa.

Durante el tiempo en que la ordenanza se esté tramitando continúa un plan de emergencia para tratar de conseguir un 10 por ciento del ahorro del agua en la ciudad.