Este sábado y durante una de las habituales rondas nocturnas que se realizan en el centro, sobre las 3.00 horas, el citado funcionario, según explica CSIF en una nota, en el módulo 9 intercepta un dron que portaba 23 bellotas de hachís, un móvil y un cargador.
Alertado por el sonido propio del aparato observa cómo desde la ventana de una celda unos internos sacan un palo de escoba de cuyo extremo cuelga una bolsa de plástico al objeto de hacerse con el contenido de la aeronave.
«La profesionalidad del funcionario frustra la entrega y los internos de esa celda son conducidos al módulo de ingresos», indica la central sindical, que agrega que hechos así «evidencian una falta de medios tecnológicos adecuados que detecten y neutralicen la entrada de estas aeronaves portadoras de objetos y elementos que vulneran la seguridad del establecimiento», como drogas, móviles y armas...
CSIF, abunda en su comunicado, ha denunciado en una reciente reunión con el secretario general de Instituciones Penitenciarias «estas carencias y otras más como la ausencia de trajes de protección adecuados, formación específica y continua, marcos legales y normativos acordes a estas nuevas realidades».
Hay que recordar que la Guardia Civil desactivó en los primeros días del año una organización criminal que utilizaba drones para introducir estupefacientes y otros efectos prohibidos en distintos centros penitenciarios de la geografía española y detuvieron a seis personas como presuntas autoras de un delito de tráfico de drogas y pertenencia a grupo delictivo.
Según informó el Instituto Armado, la investigación se inició en la prisión de Córdoba, después de que los agentes encontrasen en sus inmediaciones un dron accidentado. Los efectivos descubrieron la trama de la red criminal, que tenía a uno de sus cabecillas recluso en el complejo penitenciario cordobés.
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