pretérito imperfecto
El Festival desafina
El Festival de la Guitarra busca sentido a su propia existencia dando tumbos y encapsulándose
Las vidas de la Mezquita
El ' black friday' de los parcelistas
CÓRDOBA
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEl Festival de la Guitarra se ha pegado un serio costalazo. No es el primero, ni el segundo, y escuchando a alguno de sus responsables, parece que estamos dispuestos a que se convierta en una dolorosa y lenta agonía con estilo, eso sí, y ... mucho erario público. La gran cita de las seis cuerdas que inventara Paco Peña lleva muchos años tocada, y a sus problemas estructurales y enfoques cuestionables se añaden factores externos que agravan la salud del enfermo. La pandemia ha sido letal, por ejemplo, para este festival y los centenares que pueblan el arranque del verano en España -otra cosa es la tendencia que llevan unos y otros-. Aunque también la irrupción de nuevos formatos en la costa con ambiciosas apuestas y eventos de menor tamaño y buen gusto -pero mucho tino y buen marketing- en el interior que vienen achicando el margen a la cita cordobesa.
Aceptemos el calor, pero suena más a excusa que a otra cosa. Conciertos exclusivos o bien vendidos se superponen a los grados centígrados. El Festival se enseñorea con la madurez de sus cuarenta y pocos años -en lugar de autoevaluarse a partir de ella y generar autocrítica más profunda- pero, en el fondo, busca sentido a su propia existencia dando algunos tumbos y prefiriendo encapsularse con unas determinadas generaciones -de difusión, público y artistas- y casi renegando de convertirse en un producto que trascienda lo meramente musical para la ciudad. No será la temporada alta del turismo, indudablemente, empero las evidencias se acumulan allende los confines de la provincia con fórmulas que suben como la espuma. Hay festivales de todo y para todos los públicos ya.
Cuesta entender cómo el director técnico del Festival de la Guitarra es el primero en cerrar las puertas a otros enfoques y planteamientos cuando en una entrevista días antes de que arrancase la cita, que sólo ha congregado en 26 conciertos a 15.000 personas con un presupuesto de 610.000 euros (hagan números), defendía que «estamos ante un festival para gustos gourmet». Y al que no aprecie las esferificaciones artísticas, mejor que se coja el petate y tire para la playa, ¿no?
Hace unos años Bellido quiso darle un giro a esta historia planteando una externalización de la gestión en un pliego ambicioso para atraer a los grandes operadores musicales del país -uno de ellos con sede en Córdoba- para asegurar la presencia de primeros espadas sin renunciar a la esencia. Hay públicos para todos los estilos, los 'gourmet' y los de comida tradicional, lo importante es que todos vengan a tu restaurante y de paso, a tu ciudad.
Aquel intento se quedó en aguas de borrajas por torpeza política del propio PP que perdió una votación con sus propios consejeros independientes y por la pinza de la izquierda defensora de sus chiringuitos con Vox y su adanismo. El Ayuntamiento no tiene estructura para organizar un evento como éste, ni tampoco vale escudarse en la 'competencia' de los conciertos de otoño de producción privada, y que por cierto, sí parecen dar mejor resultado.
El Festival desafina y empieza a dar el cante, no estaría de más dejar de hacer oídos sordos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete