Córdoba sigue siendo la provincia española que más habitantes pierde: casi 3.000 en el último año

En comparación con enero de 2025, cuando la provincia contabilizaba 773.861 residentes, Córdoba ha perdido cerca de tres mil habitantes en nueve meses. El retroceso es sostenido: en abril la cifra se situó en 772.929, en julio en 771.913, y esa línea continúa hasta el último dato disponible, que consolida una caída demográfica apreciable en apenas nueve meses.

Córdoba ha perdido una media de 1.000 habitantes cada tres meses, desde que empezó su caída libre en enero. Este comportamiento confirma la tendencia descendente que ya empezaba a vislumbrarse hace un año, en octubre de 2024, cuando el padrón marcaba 773.760 habitantes. Según los datos que arroja el INE, esta caída interanual es apreciable, la provincia pierde un 0,37% de su población en doce meses.

Ese dato hace que Córdoba vuelve a repetir como la provincia que más población pierde en el último año. Ha perdido 2881 habitantes, seguido de Zamora con una pérdida de 365. Son las únicas provincias que han perdido habitantes con respecto a los datos de octubre del 2024

Si tenemos en cuenta solo el tercer trimestre del 2025, Córdoba también sigue siendo la provincia con mayor éxodo. 1.034 residentes menos desde el pasado mes de julio. Por detrás está Málaga, con una pérdida de 782 personas en los últimos tres meses y Sevilla con 77 habitantes menos según el último baremo. Las tres provincias andaluzas son las únicas que arrojan un saldo negativo.

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El retroceso demográfico se ha producido de forma progresiva a lo largo de 2025. Entre enero y abril la bajada fue del 0,12%, un ritmo que prácticamente se repitió entre abril y julio; y en este último trimestre. Aunque las variaciones son pequeñas trimestre a trimestre, acumuladas dibujan una pérdida cercana a los tres mil habitantes en solo nueve meses.

Córdoba se aleja una vez más del crecimiento anual en España. La población del país, según los últimos baremos del INE, aumentó en 105.488 personas durante el tercer trimestre de 2025 y se situó en 49.442.844 habitantes a 1 de octubre de 2025, lo que supone un aumento del 0,97% por los 0,37 que ha perdido Córdoba en doce meses.

Si se tienen en cuenta los datos desde 2021, la provincia había mantenido una tendencia negativa aunque con leves repuntes. En los primeros años del periodo, la variación era mínima, alrededor de pocas centenas de personas, lo que indicaba cierta estabilidad demográfica pese a la despoblación que azota Córdoba

Sin embargo, el verdadero punto de inflexión llega en con este último dato de 2025, cuando la población se reduce en casi 3.000 habitantes respecto al año anterior, el mayor desplome del último lustro. Desde octubre de 2021, Córdoba ha perdido 3964 habitantes, de los que 2881 se han producido en el último año. El desplome agrava la situación demográfica en Córdoba con el éxodo de miles de personas en toda la provincia.

El economista y presidente del Consejo Social de Córdoba Gabriel Pérez Alcalá, asegura para ABC que «sobre esto llevamos hablando 20 años. Esto no es una sorpresa. Es una tendencia que observamos desde hace mucho tiempo». El experto explica que «la población española está creciendo al 1% aproximadamente anual y dentro de ese crecimiento, gran parte se debe a la inmigración».

«No está creciendo España por crecimiento vegetativo, sino por inmigración. La inmigración es muy variada en el conjunto de España, pero localmente ya tiene grupos de nacionalidades más específicos. Dentro de ese contexto, Andalucía lleva ya dos años en los que el crecimiento demográfico es muy pequeño, está creciendo al 0,6%. Y dentro de Andalucía, las provincias que más sufren son las de interior como Córdoba», apunta Pérez Alcalá.

Según su opinión, «que ahora mismo tengamos un estancamiento demográfico son los paros de hace 20 años que no atrajo a los primeros inmigrantes. Si yo mañana voy a abrir un negocio de gran consumo lo haré antes en Madrid y esto es una pescadilla que se muerde la cola, es economía pura».

«¿Qué le pasa a Córdoba?», se pregunta el economista. A su juicio, «la provincia perdió parte de su juventud con la crisis del 2008 porque perdimos la sede de Cajasur, perdimos la sede de cuatro o cinco empresas muy grandes como Prasa, Noriega o Arenal 2.000. Había gente joven, gente que tenía 25 o 30 años que ahora tendrían hijos de cinco años».

En esa época, «se perdieron casi 2.000 empleos de alta cualificación que a su vez multiplicaban los de baja formación. Perdimos casi 4.000 empleos directos de primer nivel solo en Córdoba capital. El estancamiento actual viene de que nosotros no nos sumamos hace 20 años a los procesos migratorios. No tuvimos una agricultura que necesitara mano de obra, como le pasaba a Huelva y Almería, sino que tenemos una agricultura extensiva de secano, que no necesitaba esa mano de obra», explica.

Pérez Alcalá remarca que «si no tiene inmigración en la primera fase, no puedes esperar tener inmigración en la segunda fase. Y si no tienes inmigración y crecimiento demográfico, no tiene inversiones. Si a eso le sumas después el palo de la crisis, pues bastante está haciendo Córdoba con aguantar».

El experto asegura que «de los muchos pueblos que tiene la provincia, solo aguantan salvo Lucena y Córdoba capital. Tuvimos un máximo histórico de habitantes en Córdoba en los años 80. Desde entonces estamos en los 300.000 y poco más». Aun así, reconoce que «con la Base Logística y las inversiones que se están haciendo, los municipios van a aguantar el tirón de la población, pero no van a evitar el declive».

En este sentido, Ricardo Manuel Luque Revuelto, profesor de análisis geográfico regional de la Universidad de Córdoba explica que desde el 2011, «se ha producido una sangría demográfica dentro de una tendencia regresiva de la población en Córdoba que parece que no tiene freno».

«Habría que calcular el crecimiento vegetativo, hay que sumar los nacimientos, restarle las defunciones y podemos observar y el saldo vegetativo es negativo. Es decir, nacen menos niños que personas fallecen. Y a eso habría que sumarle el saldo migratorio, la diferencia entre la migración y la inmigración. Y ahora mismo, si haces las cuentas, verás que emigran más cordobeses que inmigrantes recibimos».

Luque Revuelto apunta a la natalidad que es «excepcionalmente baja en la provincia de Córdoba y la mortalidad es elevada por el envejecimiento de la población». A eso se suma la escasez de «incentivos económicos a diferencia de la zona del litoral o las grandes ciudades donde sí hay una afluencia de inmigrantes constante y permanente».

El profesor remarca que «en las zonas rurales no se genera empleo sostenido. No hay suficientes oportunidades laborales y los cordobeses están buscando fuera. No solo oportunidades laborales, sino también educativas en otras zonas rurales». Además, a su juicio, «tenemos una sierra de Córdoba y una Subbética que están muy envejecidas y ahí es donde más población se está viendo».

También señala que «aunque es pronto para saberlo, las políticas públicas, como la de la Junta de Andalucía o el Ministerio de la Transición Ecológica y reto demográfico, son políticas que ya se llevan promoviendo desde hace años, pero a día de hoy no tienen resultados visibles a la vista de los datos que hemos cosechado este año».

Para él, «la solución para atraer a la población y que se establezca es que existan incentivos económicos y ahí sí creo que hay que ser optimistas. Hay posibilidades de crecimiento endógeno y crecimiento sostenible en las zonas rurales. Y muchas posibilidades de diversificar la economía de estos pueblos.

Como experto incide en la importancia de «hacer políticas que vertebren el territorio, que se propicie por una nueva ruralidad y se ponga en valor el territorio de la provincia de Córdoba que es muy grande y que tiene muchas posibilidades de desarrollo sostenible. Eso a corto plazo no puede ser, lógicamente, pero sí tenemos que mirar medio y a largo».

Aun así, defiende que «la despoblación es un cáncer que puede ser irreversible y en algunas zonas rurales se está viendo que va a ser muy complicado. Antes de que llegue eso, hay que pensar en ese tipo de políticas».