Entrevista
Adolfo Molina: «El PP de Córdoba tiene banquillo para gestionar la Junta con solvencia»
política
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Adolfo Molina, durante la entrevista
Tras una década como parlamentario andaluz, Adolfo Molina Rascón (Cabra. 1975) afronta una nueva etapa de su carrera política al pasar de los escaños de las Cinco Llagas, sede del poder popular andaluz, a la oficina de representación de la Presidencia en la provincia ... de Córdoba. De la redacción de las leyes a su aplicación práctica con un perfil de hombre moderado. «He salido de mi zona de confort», confiesa, al emprender una nueva etapa de relación directísima con la gestión.
-¿Cómo fue el nombramiento? ¿Le propusieron o se propuso para la Delegación del Gobierno?
-Surge a raíz de una conversación con el presidente de la Junta de Andalucía. Teníamos que ponerle nombre a la Delegación del Gobierno en Córdoba y apareció mi nombre. Para mí, supone dejar una zona de confort, el Parlamento de Andalucía donde he estado diez años y donde ya tenía un conocimiento importante de las mecánicas de la casa. Supone saltar del legislativo al ejecutivo, con el pellizco en el estómago, representando al presidente en la provincia de Córdoba y sustituyendo a una persona tan importante para mí como Antonio Repullo. Agradezco al presidente esta oportunidad y la confianza, la verdad.
-¿Les ha pedido algo el presidente al inicio de la legislatura?
-Sí. Nos ha pedido que, con esta mayoría suficiente de la que disfrutamos, tengamos una permanente labor de escucha activa, de puertas abiertas a la ciudadanía y a sus opiniones. Los pies en el suelo y humildad. Que vayamos a algo en lo que creo, la política útil, huyendo de confrontaciones estériles. Que solucionemos los problemas de la gente.
-Usted ya ha dicho que quiere ser una «cara amable» de la Junta.
-Si alguien recupera mis intervenciones en el Parlamento lo podrá ver. Siempre he sido un defensor del acuerdo y del diálogo. De ceder porque para acordar hay que ceder. Eso que algunos llaman cobardía yo lo llamo valentía. Estar dispuestos a llegar a acuerdos cuando los que ganan son los ciudadanos. Eso ha existido en este país y tenemos muestra de ello en la Transición. Ahora está de moda estar en la trinchera política pero ese es un sitio desde el que no se solucionan los problemas. Tengo una relación muy buena con todo el que se dedica a la actividad pública porque a todos nos guía el bien común, cada uno desde su óptica.
-¿Qué debemos esperar de los nombramientos de delegados territoriales del próximo martes?
-Vamos a poner en valor una experiencia de gestión y gobierno que tiene el Partido Popular en los ayuntamientos. Tenemos banquillo, gente muy curtida, concejales en todos los rincones de la provincia de los que podemos tirar para trabajar duro. Es un grupo de personas solvente, con experiencia.
-Una de las cuestiones que tendrán que explicar es por qué ampliar los nombramientos hasta diez.
-Se había comprobado que había disfunciones con el reparto anterior. Que la misma persona llevase Fomento (carreteras) y Cultura al final lo que hacía era machacarla. Y tenía un riesgo: la aparición de cuellos de botella en la administración periférica de la Junta de Andalucía. Con el nuevo modelo, el diseño es más coherente. A pesar de haber dos consejerías más, el número de delegaciones permanece constante: nunca se llegó a nombrar al responsable de Cultura en el anterior mandato tras desgajar sus funciones.
El delegado, en el patio de la sede de la institución
-El primer tema, el urgente, es la sequía, supongo.
-Sin duda. Ahora mismo tenemos dos temas de emergencia. En una provincia como la nuestra, el agua es fundamental. Tanto para la agroganadería como para el resto de actividades. Y ahí todas las instituciones nos tenemos que sentar para agilizar las obras urgentes. Ojalá mañana empezase a llover copiosamente y no tuviésemos esta presión pero es que en la zona Norte lo que tenemos en riesgo es el consumo humano. Desde que llegamos a la Junta trabajamos en la red secundaria de Sierra Boyera y quiero ver qué se puede agilizar. En esa medida extraordinaria que le corresponde al Estado, hemos colaborado poniendo a disposición las tuberías. Los ciudadanos no entienden de competencias. Quieren que los problemas serios se les resuelvan. El segundo problema es la economía: la inflación, el gas, los combustibles. Viene un otoño complicado y tenemos que proteger a las familias más vulnerables para que nadie se quede atrás. No tenemos la pandemia pero vamos a tener otros problemas que exigirán de audacia.
-Precisamente el agua es un ejemplo de mezclar polémica partidista con medidas de interés general.
-Y creo que el ciudadano eso lo castiga. Cuando ve debates estériles, que no solucionan problemas o se intentan colgar medallas que no le corresponden a uno pues lo sabe. Mire, la obra de Sierra Boyera debería haber estado acabada en 2007. Y había unos responsables de paralizar las obras que no tienen credibilidad para decir según qué cosas. Se intentó sacar este tema para las elecciones autonómicas y fíjese en los resultados. La gente sabe de sobra quién hizo y quién no hizo. Si la obra de 2007 hubiese estado en su día, hoy no estaríamos así.
-Tienen no pocas promesas de inversión: desde el palacio de congresos hasta las actuaciones de la carretera en Jaén o la Ronda Norte.
-Ahí hay que recordar un tema importante: nos tumbaron el presupuesto de 2022. Fueron PSOE, Podemos, IU y Vox. Se está trabajando ya para que podamos ver un documento presupuestario que dé las prioridades el 31 de octubre que se debata antes de Navidad. Vamos a estar defendiendo inversiones que llevan muchos años encima de la mesa y con las que se ha jugado mucho con las expectativas de las personas. Anunciar una carretera supone crear expectativas de empleo y riqueza. Pero luego acababa todo en un cajón. Pues ha habido que abrir esos cajones, sacar los proyectos, ver si servían y ponernos a ello. Y hay que priorizar. Con la inercia no se debe seguir porque aparecen proyectos nuevos que lo cambian todo. Es el ejemplo de la Base Logística que nos condiciona todo: desde la obra civil hasta la Formación Profesional.
-A ustedes le toca pagar unos cien millones de la Base.
-Ha habido y hay conversaciones para ello. Vamos a ver una apuesta decidida, la que ha tenido siempre la Junta de Andalucía con este proyecto de la mano del Ayuntamiento de Córdoba y del Ministerio de Defensa de eso no hay duda.
-¿Qué deben aportar los consejeros Nieto y Gómez Villamandos?
-Y Rocío Blanco, la consejera de Empleo también. José Antonio Nieto hizo una labor importantísima en el Parlamento. Y estoy muy orgulloso del fichaje de todo un rector de la Universidad de Córdoba y de la Conferencia de Rectores para gestionar el sistema de universidades y del conocimiento de Andalucía. A eso le tenemos que sumar a Jesús Aguirre como presidente del Parlamento y Antonio Repullo, que será secretario general del partido. Córdoba nunca había tenido una presencia tan importante que tiene que traducirse en tener proyectos para el territorio.
-¿De haberse imaginado los resultados la presencia de Nieto en las listas se habría solventado de otra manera?
-José Antonio hizo un papel brillante como portavoz parlamentario en un momento muy complicado. Estábamos en coalición y en minoría. Eso lo hizo acreedor de un sillón en el Consejo de Gobierno. Es un orgullo de compañero y de amigo. Estoy tremendamente satisfecho de donde está.
-¿Seguirá de presidente del Partido Popular?
-Entiendo que es una función compatible con la Delegación del Gobierno. Aporta el plus de haberme recorrido la provincia de punta a punta durante mucho tiempo. No es mi caso el único, además. En eso vamos a funcionar muy bien.
-¿Modificará la dirección provincial tras estos movimientos?
-Sí, claro. Habrá que tener en cuenta el papel orgánico de los nuevos delegados que se nombren. Se tiene que ver reflejado y hacer el ajuste de compañeros para que pasen a otras cuestiones. El Partido Popular debe seguir siendo una organización muy viva y abierta. No caben improvisaciones de un mes antes si se quiere, y es el objetivo, ganar las próximas elecciones municipales.
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