Estampa hermosa a pesar del cielo

«La primavera se ha adelantado mucho y las plantas florecieron demasiado pronto, luego han venido los fríos, el granizo, las lluvias, fuertes calores y eso ha hecho mucho daño en las flores», señaló a este periódico Juana Romero Gómez, propietaria de Zarco, 15. A esto hay que añadir el viento que sopló el pasado lunes y que acabó rematando la faena en algunos recintos.

Por esta razón, algunos propietarios optaron por reponer las macetas por otras nuevas, si bien la mayoría ha preferido no hacerlo, ya que «al final se acaba notando mucho la diferencia entre las plantas que te pasas todo el año mimando y haciendo que crezcan con una maceta nueva, la gente lo acaba notando y te lo dice abiertamente», explicó, por su parte, Lola García, de Chaparro, 3.

«No me lo podía creer, cuando llegué al día siguiente de la granizada me esperaba un espectáculo dantesco, pero el hielo respetó nuestro patio, y ni siquiera la gran buganvilla que hay en la entrada sufrió daño alguno», señaló con una sonrisa en la boca Carmen Álvarez, de Marroquíes, 6, probablemente el patio más visitado de todos por su fama y su llamativa disposición de casas, pasillos y plantas.

Al margen de los daños climáticos, los Patios no dejan de ser auténticos vergeles de vegetación y vida. Los propietarios, en este sentido, han preferido no experimentar mucho y prácticamente repetir con las mismas variedades, en las que, evidentemente, predominan los geranios chinos, los claveles, las gitanillas y las buganvillas, «que son lo clásico en un Patio» y que están en pleno apogeo, explicó Carmen.

Aún así, los hay que han optado por añadir novedades. Es el caso de girasoles, los bonsáis (de olivo y de higuera) o el sistema de plantar en latas de conserva «como se hacía antes de que las macetas se extendieran a nivel popular», en Chaparro, 3, o la planta del sol y la almedinilla de Parras, 8, que gracias a la mezcla de curri y romeros hecha por Milagros Aznar el recinto no sólo entra por los ojos, sino también por la nariz.