POLÍTICA
Las 72 horas que convulsionaron el PP de Almería
La colaboración del presidente detenido por el 'Caso Mascarillas' ha sido clave para la superación de la crisis
El expresidente de la Diputación de Almería, Javier García, proclama su «inocencia»: «La verdad siempre prevalecerá»
Almería
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Iniciar sesiónLa noticia saltó a primera hora de la mañana de este martes: agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil habían detenido al presidente de la Diputación de Almería y del PP provincial, Javier Aureliano García Molina, ... y a Fernando Giménez, su número dos en la Institución supramunicipal y alcalde de la localidad de Fines, así como a cuatro personas más, por presuntas irregularidades en las contrataciones del suministro de material sanitario durante la pandemia y en obras públicas. Se trataba de la segunda fase del denominado 'Caso Mascarillas', que el juzgado investiga desde 2021 y que la dirección del Partido Popular pensaba ya que no le amenazaba.
El propio presidente de la Junta, Juanma Moreno, fue el primer sorprendido con la información, que conoció pocos minutos antes de asistir a un acto organizado por una agencia de noticias en Sevilla, y que aseguró en una breve atención a los periodistas que acababa de enterarse por los teletipos que le había facilitado su equipo y que había intentado, sobre la marcha y sin éxito, ponerse en contacto con la dirección del partido en la provincia más oriental de Andalucía.
El expresidente de la Diputación de Almería, Javier García, proclama su «inocencia»: «La verdad siempre prevalecerá»
S. A.Tras haber dimitido de todos sus cargos, pide «confianza» a través de una carta compartida en sus redes sociales
Para entonces, uno de los feudos de los 'populares' en la comunidad mostraba unos pies de barro y del árbol o de los árboles caídos hacían leña una oposición que ya veía en parte agotada la capacidad de desgaste por los problemas manifiestos en el programa de detección precoz del cáncer de mama. La reacción inmediata de la dirección autonómica del PP fue destituir al presidente almeriense y suspenderlo de militancia. Y, en paralelo, enviar de urgencia a su secretario general en la región, Antonio Repullo, al epicentro del seísmo, acompañado de acompañado de Ramón Fernández-Pacheco, consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural y exalcalde de Almería.
El martes, el primer destino de los agentes de la UCO fue el domicilio particular de García Molina (1976, Balanegra, Almería), un hombre de partido en estado puro que ha hecho su carrera profesional en él como mano derecha de Gabriel Amat, presidente de honor de un PP de Almería moldeado por la mente y el pulso político de Javier Arenas.
El partido celebra mañana una junta directiva en su sede de Roquetas de Mar tras la dimisión del presidente de la Diputación
El secretario general de la formación provincial desde 2021 y presidente de la Diputación desde 2019, cuando dejó sus responsabilidades en el Ayuntamiento de la capital almeriense en las que se inició en 2003, mostró temple y cordura ante la presencia de los miembros del Instituto Armado en su casa, tal y como apuntan las diversas fuentes cercanas a las investigación consultadas por este periódico.
Los especialistas de la UCO se afanaron en encontrar dinero en las estancias de su domicilio y aunque se emplearon a fondo no lo hallaron. Y de ahí al calabozo. Dos días. Esa misma jornada, la del martes y tras el registro de su domicilio, el juez decretó su ingreso en prisión. El jueves, cuarenta y ocho horas después, dictó una orden de libertad con medidas cautelares, entre ellas la retirada del pasaporte y la obligación de personarse en el juzgado cada quince días.
¿Qué hizo García Molina al pasar de la sombra de la reclusión provisional al sol de la calle? Dirigirse a la sede de la Diputación provincial, de la que aún era presidente (dimitió este viernes) para reunirse con su equipo y explicarle qué había pasado, cómo estaba y qué pensaba hacer. En resumen: que él era inocente, que no tenía nada que ver, que no se había llevado dinero... Y que era más que consciente, como perro viejo en la política por más que no haya cumplido los cincuenta años, de que su carrera como servidor público había acabado.
En ésas, sonó el teléfono del hasta hacía un dos días máximo responsable del PP en Almería. Era Antonio Repullo. Le reclamaba una cita sin demora a la que iba a asistir Ramón Fernández-Pacheco, la persona elegida para sustituirlo en sus responsabilidades orgánicas. Repullo apremió al recién salido del calabozo en que se vieran en la sede del PP, pero finalmente los tres se encontraron en el despacho del presidente de la Diputación, que está a un paso. Javier Aureliano García Molina sabía muy bien qué iba a decir. Y lo verbalizó. Casi sin mediar las intervenciones de Repullo ni de Fernández-Pacheco, como coinciden los interlocutores consultados.
Y el 'Caso Mascarillas' le ha abierto los ojos a las cabezas pensantes del PP en el puesto de mando de la región sobre que algo no iba bien en Almería
¿Qué dijo? Básicamente, lo mismo que acababa de expresarles a sus colaboradores más estrechos en la Diputación: que dejaba voluntariamente todos sus cargos (el hasta ahora vicepresidente primero de la Diputación, Ángel Escobar, lo ha suplido ya), que en el calabozo fue plenamente consciente de que su carrera política había finalizado y que su intención era hacerlo todo lo más fácil posible y perjudicar lo justo a su partido, que hasta comienzos de la pasada semana no oteó el alcance de los problemas que iba a darle el 'Caso Mascarillas'. Al ya presidente caído no le sorprendió que Repullo le informara de que su relevo orgánico era Fernández-Pacheco.
La escenificación del cambio vino al día siguiente, viernes, con una rueda de prensa conjunta de este último junto a Repullo, en el que anunciaron la celebración de una junta directiva provincial en la sede de Roquetas de Mar, que será mañana lunes, para abordar los ajustes necesarios para superar el arreón judicial. En ésas, García Molina envió una carta a la militancia explicando su postura, su renuncia, sus motivos.
Personas y organizaciones
Las personas pasan pero las organizaciones perduran. Y el 'Caso Mascarillas' le ha abierto los ojos a las cabezas pensantes del PP en el puesto de mando de la región sobre que algo no iba bien en Almería, un territorio que había cargado con el estigma de un cierto aislamiento y, lo que es más pesado, con la etiqueta, a la postre rasgada y frágil, de estar bajo total control por la tradicional hegemonía de los 'populares'.
Lo que queda es cohesionar las distintas sensibilidades de un partido deslavazado, de las que la cúpula en Sevilla no era del todo consciente, y que pasan por la corriente histórica que bebe de Amat y Arenas; la que encabeza Fernández-Pacheco en sintonía con Elías Bendodo y Juanma Moreno; la que capitaliza aún García Molina, deudor de Pablo Casado y Tomás García Egea; y a las que se suma una cuarta opción que enarbola la alcaldesa de la capital, María del Mar Vázquez Agüero.
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