El acoso a Óscar Puente y el doble rasero de la izquierda con los escraches
Dirigentes del PSOE y Podemos minimizaron y justificaron episodios más graves sufridos por la derecha
Editorial | Conservar la educación política
Un altercado con Óscar Puente provoca un retraso de casi media hora del tren que le llevaba a Madrid para la investidura
Madrid
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Iniciar sesiónEl ínclito diputado del PSOE por Valladolid y hasta este mismo año alcalde de la capital de esa provincia, Óscar Puente, sufrió este viernes un comentado incidente de acoso en el AVE en el que se dirigía al Congreso de los Diputados, donde ... de nuevo fue el encargado por parte del Grupo Socialista de dar la réplica al candidato a la investidura, Alberto Núñez Feijóo. Puente presentará una denuncia contra el individuo, que le amedrentó cuando se subía al vagón y le grabó, ante lo que el parlamentario requirió la presencia de la Policía, lo que provocó un retraso en la salida del tren de tres cuatros de hora.
Durante todo el día, se conoció que ese viajero había sido detenido hace apenas dos semanas en la capital vallisoletana por haber agredido a dos policías locales, tal y como informó Europa Press. El diputado aireó durante todo el día ese y otros datos del perfil del individuo, como una condena por lesiones a un hostelero, así como los mensajes de odio difundidos en sus redes sociales.
A la polémica se sumaron unas manifestaciones en las redes sociales del diputado y vicesecretario del Partido Popular (PP), Miguel Tellado, quien ante las primeras informaciones sobre el incidente afirmó que «son matones de patio de colegio. El nivel de chulería y agresividad de este PSOE es intolerable. Ya no pueden salir a la calle. Por eso Sánchez viaja en Falcon».
El viajero que increpó a Óscar Puente en el AVE fue detenido hace días por agredir a dos policías locales en Valladolid
EUROPA PRESSEl hombre mostró una actitud agresiva hacia los agentes después de que le intervinieran un spray
El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, también diputado, pidió a Feijóo el «cese inmediato» de Tellado, dado que, afirmó: «Justificar la violencia y la intimidación es inadmisible en política y en democracia». Una petición que el propio Puente reiteró durante todo el día, dentro de su frenética actividad en las redes.
La víspera se había producido la agresión en el pleno del Ayuntamiento de Madrid al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, por parte del concejal Daniel Viondi, obligado a renunciar a su acta por el líder de los socialistas madrileños, Juan Lobato, tras una primera reacción más tibia de su jefa de filas en el Consistorio y exministra Reyes Maroto.
El propio Almeida aseguró ayer que «yo he discrepado total y abiertamente, no ya sólo del contenido del discurso del señor Puente en el debate de investidura, no sólo la decisión de mandar al señor Puente al discurso de investidura, de las formas, pero eso en ningún caso quiere decir que tenga por qué sufrir ningún tipo de incidente».
Escraches a PP, Vox y CS
El de este viernes en la estación ferroviaria de Valladolid no es el primer incidente que sufre un dirigente político en la reciente historia. Muchos otros han vivido escenas de acoso callejero iguales o peores, ante las que el rasero de otros dirigentes ha sido distinto al visto ayer. En 2013, la entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, vio cómo doscientos individuos vinculados a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) cercaban su domicilio, en el que se encontraba su hijo pequeño, un bebé entonces.
Entre los asistentes estaba el profesor Jorge Vestrynge, antiguo número dos de Manuel Fraga en Alianza Popular y luego en posturas izquierdistas, previo paso por el PSOE, padre de Lilith, la actual dirigente de Podemos y persona muy próxima a Pablo Iglesias. Este último se refería entonces a los escraches como «jarabe democrático».
Un año antes que Sáenz de Santamaría, en 2012, Cristina Cifuentes, a la sazón delegada del Gobierno en Madrid, cargo que ostentó antes de la presidencia de la Comunidad, fue acosada por un numeroso grupo de radicales de izquierda, que la instigaron a muy poca distancia física y ante los que tuvo que refugiarse en un restaurante. De nuevo Iglesias estuvo al quite ante el acoso a una mujer por la calle: «La violencia no es que la gente proteste, sino que haya familias que tienen que buscar comida en la basura».
Aquel episodio volvió a salir a colación en 2020, cuando Cifuentes, ya retirada de la política, le preguntó a través de las redes al líder de Más Madrid, Íñigo Errejón, si sus hijos eran «de peor condición que los de Pablo Iglesias e Irene Montero», después de que el diputado calificase de «persecución ideológica intolerable» el acoso al entonces vicepresidente segundo y a la ministra de Igualdad. En un programa de televisión, Cifuentes relató que durante aquel episodio le dijeron «sal corriendo, que te matan» y que su hijo presenció la escena.
De la misma forma Esteban González Pons, hoy vicesecretario de Acción Institucional del PP, sufrió por aquellos años un escrache en su domicilio en Valencia, que en esta ocasión no se quedó en el portal, sino que se adentró hasta el descansillo de la vivienda.
También Ciudadanos (CS) ha sufrido numerosos ataques y escraches callejeros, y no solo por parte de radicales independentistas en Cataluña, donde nació la formación liberal. En la Pradera de San Isidro en 2019 la entonces líder municipal de la formación y poco después vicealcaldesa, Begoña Villacís, en avanzado estado de gestación, sufrió el acoso por parte de un grupo izquierdista y tuvo que solicitar protección.
Ese mismo año, durante la celebración del Orgullo Gay en Madrid, la delegación del partido que encabezaba Inés Arrimadas tuvo que abandonar la marcha tras ser increpada por un grupo de manifestantes que incluso les arrojaron orina. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, responsable último de la seguridad del evento, acusó a CS de acudir a la marcha reivindicativa para tratar, dijo, de «limpiarse la imagen». Un año antes, en 2018, Albert Rivera protagonizó un acto con Fernando Savater y víctimas del terrorismo en Alsasua (Navarra) –en medio de un fuerte acoso de la izquierda abertzale– que Marlaska y otros dirigentes del PSOE tildaron de provocación.
Tampoco Vox ha sido ajeno a agresiones y a la justificación o burla de los mismos por parte de dirigentes de la izquierda. Su diputada nacional Rocío de Meer fue herida en 2020 por una pedrada en un acto político en Sestao (Vizcaya) que le produjo un corte en la ceja que el entonces portavoz de Podemos, Pablo Echenique, atribuyó a «ketchup».
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