Los secretos del Pazo de Meirás

Camino a la pequeña localidad de Sada, un fuerte muro de piedra cobija un vasto edificio que domina un amplio valle desde las alturas de la ladera. El portalón de hierro forjado, por el que se accede a la finca de casi siete hectáreas, marca la distancia entre una construcción señorial y los poco más de ochocientos vecinos de la parroquia en la que se ubica. El Pazo de Meirás guarda entre sus paredes grandes momentos de la memoria nacional durante décadas. Hasta ahora. Esta semana, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, anunció que, antes de que finalice este mes, la fortificación abrirá sus puertas al público. Un hecho histórico arduo de lograr.

El Pazo de Meirás fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) el 30 de diciembre de 2008 por la Administración autonómica. Sin embargo, los herederos de Franco han luchado, en todo momento, por defender su intimidad e impedir la declaración del edificio como patrimonio cultural para evitar que el público pudiese acceder al inmueble. Tanto el Tribunal Superior de Justicia de Galicia como el Tribunal Supremo rechazaron los recursos presentados por Carmen Franco. Dos años y medio después y, a pesar de que el procedimiento judicial permanece abierto, el actual Ejecutivo gallego ha conseguido consensuar, el pasado 24 de febrero, un convenio con los Franco que regula el régimen de visitas a su propiedad. Tal y como establece la condición de BIC, el Pazo de Meirás permanecerá abierto al público, al menos, cuatro días al mes. En su comparecencia, el presidente de la Xunta explicó que los recorridos guiados por la propiedad en la que Franco pasaba los veranos tendrán una duración, como máximo, de hora y media y se realizarán en castellano y gallego. Feijóo aclaró que el acuerdo no incluye ningún tipo de contraprestación económica a la familia del que fue jefe del Estado español aunque admitió la preocupación de los herederos por el posible deterioro del pazo.

La construcción conocida como el Pazo de Meirás ocupa una extensión de más de dos mil metros cuadrados. El inmueble cuenta con tres torres de planta poligonal con diferentes alturas. La mayor, llamada «La Torre de la Quimera» por Emilia Pardo Bazán, se yergue a la derecha del edificio y es el lugar en el que la escritora albergaba parte de los numerosos volúmenes de su biblioteca. Las dos torres frontales, unidas por la capilla, forman el destacado vestíbulo del pazo, centrado por un arco ante el que arranca la ancha escalera de granito. En el ala Este se distribuyen dos salones de respeto y el comedor de los nobles, ademas de las zonas vinculadas a la servidumbre como la cocina y la lavandería. En la vasta propiedad, se pueden encontrar interesantes piezas arqueológicas así como fuentes, cruceros, blasones y escudos. Muchas de estas piezas fueron regalos de otros ayuntamientos durante la estancia estival del general en el lugar y, otras, adquiridas directamente por su esposa, Carmen Polo. En este sentido, cabe destacar dos estatuas del siglo XII, creadas en el taller de Maestro Mateo y extraídas del Pórtico de la Gloria; un crucero, a modo de réplica del Santo dos Croques, y la réplica del relevo de la plaza coruñesa de las Bárbaras.