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La orquesta del Titanic

No hay dos Zapateros. Lo proclamaba hace pocas semanas el propio interfecto, con la ingenuidad de quien acaba de descubrir

EDUARDO SAN MARTÍN

No hay dos Zapateros. Lo proclamaba hace pocas semanas el propio interfecto, con la ingenuidad de quien acaba de descubrir la rotundidad demostrativa de las tautologías. Y tenía razón. Nunca los hubo. Quien lo haya conocido a través de su propio verbo sería capaz de ... trazar una línea continua entre el flamante secretario general del PSOE de 2000 y el apestado a quien sus propios correligionarios querrían confinar hoy en el lazareto del olvido.

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