Las cadenas autonómicas cuestan 2.000 millones al año

De todos estos datos se deduce que las televisiones autonómicas no son un buen negocio desde el punto de vista económico. De hecho, aunque se financien a través de la doble vía de los presupuestos y los ingresos publicitarios, han ido acumulando deudas, incluso en los años de prosperidad económica. Aunque algunos las defienden por su papel como instrumentos de cohesión cultural o de diversidad lingüística en aquellas Comunidades con lengua propia, lo cierto es que algunas de ellas sobreviven para mayor gloria de las autoridades autonómicas.

No todas las cadenas autonómicas cuestan lo mismo a los contribuyentes. La televisión vasca, Euskal Telebista, cuesta unos 253 euros por hogar. La catalana, que tiene una plantilla de 2.700 empleados para seis canales de televisión y cuatro de radio, cuesta unos 209 euros al año por hogar, aunque el Gobierno de Artur Mas se ha comprometido a reducir el presupuesto en un 13 por ciento y a cerrar dos de sus canales. La televisión autonómica valenciana costaría unos 202 euros, la murciana 192 y la andaluza 173.

Algunas televisiones autonómicas están gestionadas con rigor y austeridad y sus plantillas están ajustadas al mínimo, pero otras son, o han sido, un ejemplo de despilfarro, como puso de manifiesto el nuevo director de la cadena de Castilla-La Mancha, Ignacio Villa, en una comparecencia en las Cortes regionales, donde denunció los desproporcionados honorarios que cobraban algunos de los empleados en la anterior etapa socialista.