Yolanda Díaz no se arriesgará a ensayar su marca en Andalucía

Unidas Podemos no es ajeno a este clima electoral andaluz . Pero nadie quiere mostrar preocupación. El adelanto podría servir como laboratorio de lo que pase en las elecciones generales de 2023. A pesar de que un hipotético mal resultado en la región no tiene por qué ser extrapolable a nivel nacional, consideran que sí será influyente. Del mismo modo, uno bueno.

El proyecto amplio que plantea Díaz a nivel nacional para superar a Unidas Podemos pretende abrir la base electoral mucho más allá de los márgenes actuales. No es compatible, según explican en su equipo, con la escena andaluza y además requiere más tiempo de construcción. No llegará para esas autonómicas, a pesar de las presiones del núcleo duro de Podemos.

La pérdida de poder territorial de Podemos cada vez se acentúa más. En el último ciclo electoral autonómico el partido redujo representación en todas las regiones menos en dos. Cataluña, con Jéssica Albiach manteniendo resultados. Y mucho más afín a los planteamientos de Díaz que a los de la secretaria general del partido morado, Ione Belarra, sucesora de Pablo Iglesias . Y en Andalucía, donde ni siquiera concurrieron con su nombre. sino con Adelante Andalucía de Teresa Rodríguez, y que desde 2019 ya no forma parte de Podemos. Teniendo en cuenta estos factores, más pérdida de poder en Andalucía será letal para la cúpula de Podemos. Y por eso quieren que la vicepresidenta se remangue.

El partido morado está en una posición de debilidad. Y aunque en abierto evitan mostrar síntomas, sí trascienden dos elementos por los que insisten en que es «importante» que la marca de Díaz esté presente ya para el adelanto andaluz. Por un lado, quieren aprovechar la simpatía en la izquierda alternativa al PSOE que arrastra su nombre, así como la capacidad aglutinadora que proyecta como candidata. Por otro, acelerar el proceso de construcción de su proyecto amplio servirá para asegurar un papel importante de Podemos dentro. Un germen además de lo que sería la futura candidatura nacional. El primero en dar muestras de estas prisas fue el exvicepresidente Iglesias cuando invitó hace unas semanas a Díaz a cerrar «pronto» sus alianzas con otros partidos. Pero la propia Teresa Rodríguez apuntaba ayer entrevistada por 'Epe.es' que la vicepresidenta ya da «muestras de no querer intervenir en absoluto».

Fuentes de la vicepresidencia segunda explican que es Andalucía quien tiene que pronunciarse y tomar sus decisiones y recuerdan que Díaz no tiene ningún cargo orgánico. «Quienes tienen que decir qué va a pasar en Andalucía en todo caso serán los partidos con representación en Andalucía», consideran en su entorno. «Ella ayudará en lo que haga falta, pero son los partidos de allí quienes tienen que hablar y hacer coalición, es gallega y por eso entiende y da autonomía a los procesos en los territorios», añaden. A cuentagotas, Díaz va dejando claras sus aspiraciones y también diferencias estratégicas con Podemos. «Yo no quiero estar a la izquierda del PSOE, le regalo al PSOE esa esquinita, eso es algo muy pequeño y muy marginal. Yo creo que las políticas que despliego son transversales», explicaba en Radiocable el jueves pasado.

La izquierda alternativa al PSOE concurrirá en Andalucía con tres papeletas, por el momento no hay señales de ninguna reunificación. Unidas Podemos con Martina Velarde (Podemos) y Toni Valero (Izquierda Unida) como portavoces; Más Andalucía con Esperanza Gómez como candidata de la marca regional de Íñigo Errejón y Adelante Andalucía de la líder anticapitalista Rodríguez, que en 2019 rompió con Podemos por sus diferencias estratégicas y por una muy mala relación entre sus familias en esa región.

Una coalición es difícil porque son partes de un todo que está roto, pero teniendo en cuenta lo dañino de esa división no se descarta un pacto para evitar el choque entre actores de la izquierda y unir fuerzas para echar a la derecha del Ejecutivo andaluz.