Las dos voces de la Iglesia catalana: El cardenal Omella pide «seny» y en Montserrat se denuncia «represión»

En Barcelona, el cardenal Omella pidió sentido común y «evitar la confrontación, la violencia y el menosprecio por los otros» en unos momentos que calificó de «complejos». «Pedimos ‘seny’ para nosotros y para nuestros dirigentes, para las familias y los pastores de la Iglesia», apuntóOmella en una misa a la que asistieron el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont; el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo ; el consejero de Interior, Joaquim Forn, y el inspector general del Ejército de Tierra, Fernando Aznar, entre otras autoridades. Todos hablaron brevemente entre ellos antes de comenzar la misa y luego se dieron la paz. No hubo ningún representante del gobierno municipal de Ada Colau, que al momento de acceder a la alcaldía en 2015 quitó la tradicional misa de la Mercè del programa oficial de las fiestas de la ciudad.

En su homilía, Omella defendió la importancia de la ternura y la misericordia y pidió a la virgen de la Mercè que ayude a mantener la esperanza con las personas. «Sé que estamos viviendo momentos complejos, pero no podemos ni debemos ser profetas de calamidades », apuntó Omella aludiendo de manera velada al momento político en Cataluña.

Las palabras de Omella contrastaron con la politización que imprimió a su homilía el monje Sergi d’Assís durante la misa celebrada en el monasterio de Montserrat, donde aseguró que derechos fudamentales están amenazados y, en algunos casos, vulnerados, por la actuación del Estado contra el referéndum. «Se prohíbe un derecho tan sencillo como el de ser consultados», añadiendo que se menosprecia a las instituciones catalanas y, por tanto, también a los ciudadanos que representan. El monje pidió afrontar la situación con espíritu pacífico: «Tenemos que decir ‘no’ a la represión y ‘sí’ a la libertad y al respeto a los derechos más fundamentales» . «Con la que está cayendo» no se puede mirar hacia otro lado, apuntó D’Assís, que concluyó asegurando que «Cataluña será integradora o no será», porque tiene el reto de integrar a los recién llegados, sin que pierdan su identidad de origen pero también sintiéndose plenamente catalanes. Su homilía fue aplaudida por los presentes.