Los talibanes matan a un soldado español en una emboscada contra un convoy de BMR
La sección atacada causó tres bajas al enemigo en el combate contra los insurgentes que habían colocado un explosivo al paso de la columna
En el mismo lugar de los últimos combates -el paso de Sang Atesh-, en la misma misión de apoyo a las fuerzas militares locales y en el mismo blindado de siempre -el BMR-, otro soldado de las fuerzas españolas desplegadas en la guerra de Afganistán, ... John Felipe Romero Menese, murió ayer víctima de un artefacto explosivo colocado por los talibanes contra una columna de Isaf, la misión internacional que combate el terrorismo islamista en sus bases e intenta dar estabilidad al régimen de Hamid Karzai.
Pero esta vez los llamados insurgentes dieron un paso más en su táctica de acoso a las tropas españolas y organizaron una emboscada en toda regla, primero con el potente explosivo colocado en la carretera que intentan controlar y después al establecer un intercambio de disparos con la columna que procedíate de la capital de la provincia de Badghis.
El Ministerio de Defensa ya ha enviado a la zona un total de 32 de los 61 nuevos blindados RG-31, diseñados específicamente contra la acción de las minas y adquiridos para mejorar la seguridad del contingente, pero el BMR todavía es de uso común en las patrullas.
La «ruta Litihum»
John Felipe Romero Meneses, de 21 años y nacionalidad colombiana, es la baja mortal número 91, octava en combate, de las tropas españolas en Afganistán, cifra que incluye un intérprete local muerto en septiembre de 2007.
El paso de Sang Atesh, en la llamada «ruta Lithium», es la zona donde en los últimos dos años -por última vez el pasado 16 se diciembre- se desarrollan los hostigamientos de los talibanes contra las columnas de tropas españolas y afganas que tienen encomendada la misión de mantener libre la zona de la presencia de los insurgentes. Es un punto estratégico al norte de la localidad Qala-i-Naw, donde el contingente español tiene dos de sus bases, la antigua en el casco urbano y otra en construcción en las afueras con capacidad para albergar unos 1.300 soldados que debe de estar terminada en junio.
Después de un mínimo de cinco ataques registrados desde marzo de 2008 con fuego de fusilería y granadas, siempre repelidos por los españoles con los mismos medios sin sufrir bajas y, en ocasiones, con apoyo aéreo de helicópteros italianos de ataque a tierra e incluso cazas, los talibanes recurrieron a colocar una mina bajo tierra en la pista para atacar el convoy de blindados.
El jefe, al frente
Los inhibidores y las chapas de refuerzo en los BMR no sirvieron de mucho ante la potencia del explosivo. Era el primer vehículo de una columna compuesta por otros diez blindados del mismo tipo, donde iba el jefe de la sección, el teniente Jordi Francesc Rubio Carceller, Quedó destrozado. John Felipe Romero es la cuarta víctima mortal de las tropas españolas por este tipo de ataques.
También resultaron heridos graves el citado oficial y otro soldado de origen colombiano, Daniel Ospina Quintana. Otros cuatro tripulantes resultaron afectados por la explosión aunque en menor grado: los soldados Joshua Alcalá Silvera (de Tenerife), Carlos Gatos Guardado (de Barcelona) y el también colombiano Gerson Jaime Rodríguez.
El explosivo sirvió a los talibanes para tender una emboscada. Una vez detenido el convoy se estableció un intercambio de disparos entre los soldados españoles que iban en los demás BMR e que intentan auxiliar a los heridos y los insurgentes.
Apoyo aéreo italiano
Según fuentes de Defensa, la sección -perteneciente al Regimiento de Cazadores de Montaña «Arapiles 62» que tienen sus bases en Barcelona y San Clemente de Sasebas (Lérida)- causó tres bajas mortales entre los atacantes y capturó material de guerra de los talibanes .
Los militares españoles también pidieron apoyo aéreo. Helicópteros italianos Magusta de ataque a tierra procedentes de Qala-i-Naw, barrieron a continuación las posiciones desde las que atacaban los insurgentes.
En fuentes militares no pudieron precisar la cantidad y el tipo de explosivo empleado por los talibanes, cuestión fundamental para saber si los modernos RG-31 hubieran podido salvar a la tripulación.
Diseñados con una especie de casco hermético en forma de barco, los nuevos blindados «Nyala» están pensados para alejar a los soldados de los efectos de la onda expansiva de las minas y los artefactos colocados en tierra. Pero en la medida en que las tropas de Isaf, incluidos los españoles, envían vehículos con mejores blindajes, los talibanes colocan explosivos más potentes que no son simples minas anticarro.
Como es habitual cuando hay bajas mortales entre las tropas españolas, la ministra de Defensa, Carme Chacón, acompañada por el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Julio Rodríguez, y del jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, Fulgencio Coll, viajó a Afganistán para repatriar el cadáver del soldado muerto y traer a España a los heridos que estén en condiciones de desplazarse hoy mismo.
El contingente español en Afganistán está compuesto ahora mismo por 1.100 soldados y pendiente de la llegada de otros 511 militares comprometidos por Zapatero ante las peticiones de Obama para reforzar la presencia de las tropas de la OTAN que han perdido la iniciativa en Afgfanistan frente a la ofensiva de los talibanes. El refuerzo español está pendiente del visto bueno del Parlamento. Entre las fuerzas políticas, sólo Izquierda Unida se opone a la presencia de fuerzas españolas en la guerra y ayer volvió a pedir ayer la retirada.
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