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Sánchez no sabe, no contesta

Le sobraba el debate porque cree tener asegurado el triunfo y porque está seguro de que nadie forzará nuevas elecciones. Acudió al plató sin ganas de ganar.

El presidente en funciones, junto a su asesor Iván Redondo durante el debate Ángel de Antonio
Manuel Marín

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La gesticulación y los marcadores más notorios del lenguaje no verbal delataron a Pedro Sánchez desde el primer minuto del debate electoral de anteanoche. Entró tenso y salió tenso . Esperaba, y así había preparado el debate con sus colaboradores, un ataque metódico y ... común de los otros cuatro candidatos, y había mecanizado las respuestas previsibles a cada embestida con la pretensión de ser visibilizado como una víctima cuasi-indefensa que generase una empatía en el telespectador y el votante. Era el candidato que más tenía que perder, sencillamente porque era el que más había ganado: la presidencia del Gobierno en una moción de censura y un triunfo raquítico en las elecciones de abril. Pero era el candidato institucional, el candidato a batir, el presidente en funciones… y los demás meros aspirantes sin opciones.

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