La autodestrucción
Para un público tan infantil, y fanatizado, bastará su discurso anestesiante, para simplemente acompañar a los que no quieren despertar de la ensoñación, sin que nadie tenga la ocurrencia de exigir ningún acto
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Iniciar sesiónEs la candidata que Carles Puigdemont no quería, por considerarla prepolítica, desobediente y extravagante, «un Torra 2». Precisamente Torra ha sido su principal valedor y uno de los primeros en felicitarla por su victoria. Borràs es un paso más en el radicalismo, ... y por lo tanto en la marginalidad, de JxCat. Su discurso gusta al votante más exacerbado y menos reflexivo pero es ajeno a cualquier rigor y seriedad. Borràs, como Torra, funciona en la agitación y la propaganda, pero su ignorancia política es total. Para la turba cegada resultará una candidata más atractiva que Pere Aragonès , de Esquerra, que puede ver cómo a partir de ahora se confunden sus expectativas en las encuestas. Para los que creen que el 1 de octubre se celebró un referendo en Cataluña, y que además constituyó «un mandato», Borràs es la mezcla de inconsistencia, frivolidad y gasolina incendiaria que necesiten para continuar creyendo que la independencia llegará mañana . Sobre todo en sus últimos estertores, los más idealistas movimientos de la Historia han contado siempre con un líder ya bastante ido que, entre los escombros de la demolición, se mantenía firme en la euforia de que aún la victoria era posible.
Si Borràs gana será una pérdida de tiempo para Cataluña. Como Torra, no hará nada extraordinario, porque simplemente no podrá hacerlo. Y si lo hace, ya sabe el camino que le espera. De todos modos, para un público tan infantil, y fanatizado, bastará su discurso anestesiante, para simplemente acompañar a los que no quieren despertar de la ensoñación, sin que nadie tenga la ocurrencia de exigir ningún acto. Desórdenes de más o menos intensidad, pancartas de quita y pon y promesas de recorrido previsible, porque nadie quiere ir a la cárcel ni mucho menos a cambio de nada. Igualmente, entre los motivos por los que Puigdemont no la quería como candidata, está el de no creerla capaz de una gestión ni medianamente decente en el día a día de la Generalitat. Borràs nunca ha destacado por saber hacer nada concreto en el terreno de lo práctico y tiene abierta una investigación por corrupción en el Tribunal Supremo.
No es lo normal, pero que Ada Colau sea alcaldesa de una ciudad como Barcelona, es lo que hemos tenido que ver. Tampoco es normal, pero ha sido la realidad, que Puigdemont y Torra hayan sido presidentes. En el espiral autodestructivo no hay ningún argumento racional que pueda garantizar que Laura Borràs no sea la próxima inquilina del Palau de la Generalitat .
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