La ruta del abogado del diablo

CARMEN DE CARLOS CORRESPONSAL

BUENOS AIRES. En la cárcel de Devoto cumplió condena Enrique Gorriarán Merlo, el asesino del dictador nicaragüense, Anastasio Somoza. Mientras Menéndez está recluido su esposa, Vanesa Palomar, permanece en el piso que el matrimonio alquiló, a través de una inmobiliaria, en ... la calle Escalibrini Ortiz 3.086 del residencial barrio de Palermo.

Los investigadores españoles que han estado pisándole los talones hasta el jueves, fecha de su detención, están convencidos de que el apartamento esconde «documentación que podría servir para desenmascarar» a la red de apoyo con la que contó el prófugo pero «no hay una orden de registro», se lamentan. La breve semana que el matrimonio Rodríguez Menéndez estuvo en Buenos Aires, los vecinos, prácticamente, no les vieron. «Ocupaban la primera planta y me da la impresión de que Emilio no pisó la calle porque está muy pálido», observan los que han estado con él.

Su detención se ha demorado casi dos meses, un tiempo en el que el abogado ha estado protegido, además, por «alguien importante, con peso específico», reiteran las fuentes consultadas. El abogado, capaz de defender al diablo por un fajo de billetes, aprovechó el 22 de agosto un permiso penitenciario de cuatro días para salir de España. «Como no había ninguna orden de captura se desplazó libremente a Toulousse, donde tomó un avión con destino a París. Hizo escala en la capital francesa para dirigirse a Sao Paulo y llegó a Asunción por vía desconocida». En Paraguay, Rodríguez Menéndez se hospedó en el Hotel Guaraní junto a su cuarta esposa, la masajista Vanesa Palomar. Allí permanecieron apenas un par de días. Policías corruptos le advirtieron que el Grupo de Localización de Fugitivos de la Policía española, dependiente de la Brigada de Crimen Organizado, le tenía localizado y había comenzado a «mover los hilos», según expresión de uno de los agentes, para echarle el guante. En un abrir y cerrar de ojos la operación se desbarata y la pareja desaparece. «Durante casi un mes no hay rastro de ellos», reconocen las fuentes. El chivatazo proviene de «alguien con información privilegiada».

Escondido, el ex defensor del Dioni y de Neus Soldevilla «no utiliza su correo electrónico, tampoco los teléfonos que le habían interceptado, no come en un restaurante, ni pisa una cafetería». Los agentes desplazados a Paraguay -llegaron a ser hasta cinco- estaban desesperados. «Es en ese tiempo en el que pudo ir a Ciudad del Este aunque nosotros no tenemos constancia de ese viaje», aseguran los policías españoles. Otras fuentes locales insisten en que Menéndez fue visto en esa ciudad, una combinación de mercadillo oriental y cueva de Alí Babá.

Vuelta a casa de los suegros

Semanas más tarde la Policía recupera el entusiasmo gracias a una pista nueva. Los padres de Vanesa Palomar hacen un vuelo Miami-Buenos Aires-Asunción. La Policía está convencida de que «sabían que les seguíamos porque tomaban muchas precauciones». El 22 de septiembre -relatan las mismas fuentes- los suegros de Emilio vuelven a España. Tras de sí habían dejado el rastro que la Policía necesitaba para atrapar al abogado.

En un clima de desconfianza, con temor a nuevas traiciones o chivatazos, los agentes redoblaron las medidas de seguridad hasta que «el fin de semana pasado notamos que estaba en Buenos Aires. La gente de siempre le ayudó a cruzar la frontera posiblemente por Formosa». El último miércoles tres funcionarios españoles, incluido el que relata la historia, llegaron a Buenos Aires desde Asunción donde permanece aún hoy una pareja de policías. El viernes, después de reportarse en la Embajada, se encerraron con los responsables del Departamento de Investigaciones de la Policía Federal argentina. «Nos dimos cuenta de que le teníamos cercado». Las cosas marcharon, a diferencia de en Paraguay, sin traiciones. «La coordinación fue perfecta», insisten las fuentes.

El arresto lo hicieron únicamente agentes argentinos con Interpol. «En mi caso desistí de ir porque Emilio me conoce», comenta el agente español. «La detención se produjo en el umbral del portal de la casa a las 15.20 horas. Estaba sólo con su mujer y no se resistió. Ella reaccionó con virulencia».

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