CiU proclama a Mas candidato y lanza la precampaña de las autonómicas

El presidente de CiU tiene intención de hacer una campaña, no de erosión del tripartito, sino en positivo. Esto es, ofrecer soluciones a problemas como el paro y la merma del autogobierno catalán, lo que hace inevitable que el Estatuto y los resultados de la sentencia del Tribunal Constitucional entren en campaña.

No se descarta alguna veleidad independentista para atraer a los votantes limítrofes con ERC -la reclamación del concierto económico es un clásico en las campañas de CiU-, pero es improbable que se ponga el acento en futuros referendos de autodeterminación. A diferencia de lo ocurrido en 2006, no habrá firma ante notario para excluir al PP de posibles pactos, pues todos los escenarios están abiertos, incluido el de la sociovergencia que tanto defiende UDC. La irrupción de Reagrupament puede hacer daño a ERC, pero también a los nacionalistas, que intentan neutralizar el avance independentista con su proyecto transversal de «Casa grande del catalanismo».

Por su parte, Alicia Sánchez-Camacho fue proclamada hace cuatro meses candidata a la presidencia de la Generalitat en un acto en el que estuvo arropada por la cúpula del PP, cuyo presidente, Mariano Rajoy, quiere intensificar su presencia en la comunidad catalana durante este año, al igual que otros dirigentes nacionales. Está previsto que Rajoy se desplace a Barcelona este mismo mes.

Aunque la polémica normativa de empadronamiento en Vic (Barcelona) ha puesto en primera línea de debate el fenómeno de la inmigración, la dirección del PPC no quiere, al menos de momento, insistir demasiado en una cuestión delicada. Sí defenderá la candidata, sin tapujos, el bilingüismo en las escuelas.

Por su parte, Ciutadans y UPyD, con Albert Rivera y Antonio Robles como cabezas de lista, se disputaran el voto no nacionalista de izquierdas, una división que beneficia al PP.