Pescadores de Algeciras: «Si hay un muerto, no sería el único»

Los pescadores de Algeciras saben que viven en el filo de la navaja, pero no van a dar su brazo a torcer

Pescadores de Algeciras: «Si hay un muerto, no sería el único» nono rico

pablo muñoz

Cuatro incidentes en aguas de Gibraltar entre pesqueros españoles, las embarcaciones de la Guardia Civil que los protegen y los agentes gibraltareños, tres de ellos en la última semana; choques entre los cascos de las patrulleras del Peñón , las del Instituto Armado y ... los de los barcos de Algeciras; gritos, insultos, maniobras peligrosas y sobre todo miedo, mucho miedo, de los hombres que faenan en la zona, que en la noche del pasado miércoles vieron muy cerca la tragedia.

De momento, pues, nada irreparable, salvo las importantísimas pérdidas económicas para los pescadores . Pero la tensión es máxima, y como dice uno de los patrones afectados, «si pasa una desgracia, si hay un muerto, no sería el único, solo sería el primero. Nos volveríamos locos».

«Si no hubo tiros...»

Juan Manuel Vázquez es patrón y armador del «Unión Vázquez Blanco». Ya pasados los 60 años, su piel morena y su tez marcada por los surcos dan fe de toda una vida dedicada a la mar. El miércoles, desde el puente de mando de su modesto pesquero vio cómo una patrullera gibraltareña estuvo muy cerca de hacer naufragar la embarcación auxiliar en la que faenaba uno de los tres hijos que trabajan con él: «Si no hubo tiros, es porque no llevamos armas. Imagínese a sus otros dos hermanos viendo cómo la barca estaba a punto de volcar al ser arrastrada por los gibraltareños…».

«Si pasa una desgracia —insiste— será porque no se toman medidas antes. No somos profesionales del conflicto, solo queremos que nos dejen trabajar. Estamos pasando necesidades, porque este tema lo arrastramos ya desde marzo, cuando el nuevo ministro principal del Peñón, Fabian Picardo, decidió romper por su cuenta el acuerdo de 1999. Estamos tocados psicológicamente. Yo me controlo, pero es muy duro ver cómo tu hijo está a punto de morir a unos pocos metros y no poder hacer nada… Si esto es una película, gana todos los “Oscar”».

Las familias de los pescadores, especialmente sus mujeres, cada noche esperan en casa rezando la vuelta de sus maridos, de sus hijos o de sus hermanos. «Mi esposa lo está pasando muy mal —dice Vázquez—. Estoy con ella desde hace 45 años y la conozco muy bien. Está muy preocupada». Su hijo José Manuel, también casado, y que la mañana del viernes trabajaba en el cuidado de las redes a pesar de que la noche anterior había sido de gran tensión, lo corrobora: «Mi mujer lo vive con incertidumbre , no solo esto de los incidentes, que claro que la angustia, sino el futuro del sector. Nuestro pesquero es como el ABC, tiene más de cien años. No lo vamos a dejar. Siempre somos los perjudicados, el cabeza de turco. Necesitamos ayudas, solo de este grupo de seis pesqueros viven entre 60 y 70 familias».

Órdenes claras y firmes

Pero si los patrones de los pesqueros algecireños lo pasan mal, los hombres del Servicio Marítimo de la Guardia Civil están dando a diario una lección de profesionalidad en la protección de nuestras embarcaciones, aun a costa de realizar y sufrir maniobras muy peligrosas, que se complican por estar en una zona pequeña donde se concentra un gran número de embarcaciones en una situación de máxima tensión: «Las órdenes, esta vez, son claras y firmes —afirman las fuentes consultadas por ABC—. Bajo ningún concepto se puede tocar a un pescador español, ni por supuesto apresar sus barcos ni hacer inspecciones en ellos ; tampoco les pueden pedir la documentación, ni abarloarse para darles instrucciones verbales… Todos los supuestos están previstos y cada uno de ellos tiene su respuesta tasada», añaden.

«Si hay que cortar una maroma, se hará… Hombre, nadie piensa que la situación llegue a mayores, entre otras razones porque cada vez que hay problemas mantenemos conversaciones con la Policía gibraltareña para que no haya una escalada de la tensión que a nadie interesa, y, sobre todo, hay que evitar daños personales».

Por eso, para todos los consultados, la presencia de la Armada en la zona resultaría perjudicial, porque sería elevar el riesgo. «Sería una barbaridad; incluso la Royal Navy, con la que en otras ocasiones hemos tenido serios problemas, esta vez está en un segundo plano, probablemente por voluntad propia. Hay que tener la cabeza fría, en lo que está sucediendo la competencia es exclusiva de la Guardia Civil».

Alerta máxima

La alerta en el Servicio Marítimo del Instituto Armado es máxima. La dotación de Algeciras ha sido reforzada —dos tripulaciones de Cádiz y Málaga llevan más de un mes aquí y otra de Huelva llegó el pasado día 23— y en este momento hay seis patrulleras entre semirrígidas, medias y de altura. «No se está escatimando ningún medio, ni material ni humano . Ahora los mandos permiten, y piden, que se hagan horas extraordinarias, cualquier problema técnico se soluciona de inmediato… Ojalá fuera siempre así», ironiza una de las fuentes de la Guardia Civil consultadas, quien recuerda cómo desde que empezó la crisis económica esto no se conocía.

«La Guardia Civil, mejor imposible —insisten una y otra vez los pescadores—. Se sienten españoles y llevan la bandera en la sangre, póngalo así de claro», dice uno de los pescadores con cierta emoción patriótica: «El jueves por la noche su posición en la mar demostraba seriedad, no dejaron a los gibraltareños que se acercasen… Y pudimos faenar; poco, pero al menos algo», añade. Por parte de la Benemérita, sin embargo, sí hay algún reproche hacia ellos: «No nos facilita el trabajo que no avisen de que van a dirigirse a la zona; no entendemos que no lo hagan, porque saben que vamos a protegerlos siempre», dicen las fuentes.

Se muestran agresivos

Desde la Guardia Civil insisten en que se mantenga la cabeza fría y no se transmita una imagen demasiado alarmista, porque perjudica. «Hay noticias falsas que contaminan la información real ; lo que sucede es serio, pero no se puede dar una imagen de que aquí hay casi una guerra, porque de ningún modo es cierto. El jueves, tras los sucesos de la noche anterior, ellos ya estuvieron más calmados. Nosotros estaremos todo el tiempo que sea necesario».

Andrés Jarauta, el armador del «Joaquina», sin duda uno de los más combativos en este conflicto, aunque ya no puede embarcar por problemas físicos —la última vez que lo hizo fue el pasado miércoles, «porque me hubiese muerto si una noche como esa me quedo en tierra»—, reprocha a la Policía gibraltareña su «prepotencia». «A mi hermano Gabriel, que ahora es el patrón del barco, uno de los agentes le dijo que iba a ir a la cárcel, porque estaba denunciado y en busca y captura».

«La verdad es que se muestran agresivos —dice una fuente de la Guardia Civil—. Se les acercan y les dicen que no pueden estar allí, los pescadores se encrespan y les insultan y entonces tenemos que mediar para que no se líe más». «Al final ocurrirá algo, alguien caerá al mar o se producirán daños graves en las embarcaciones», pronostica la misma fuente, que no obstante recuerda que los incidentes son constantes: «Ahora es por la pesca, pero antes lo ha sido por persecuciones de narcotraficantes, a los que han llegado a amparar, o por detenciones en esas aguas. Hasta que ocurra una desgracia».

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