Los acróbatas del aire de la Marca España

La enseña nacional emerge en medio del cielo azul señalando el centro neurálgico de la Patrulla Aspa , invitada de honor al «Festival de St. Maxime». Una carpa que el «Ala 78» del Ejército del Aire ha instalado allí y donde se arremolinan los curiosos en busca de recuerdos. El sargento Mesa es uno de los rostros amables que recibe a los interesados en saber más sobre la única patrulla del mundo que hace exhibiciones con cinco helicópteros. Una «rara avis» dentro del mundo de la aviación que es el reflejo del excelente nivel técnico que tienen los pilotos españoles.

« El origen de la Patrulla Aspa está en el deseo de unos jóvenes pilotos de mostrar al mundo la valía del Ejército Español . En el año 2000, cuando llegaron los nuevos helicópteros a la base de Armilla -conocidos como «Colibrí» por su velocidad y maniobrabilidad- decidimos romper con la monotonía y empezar a hacer algo que era diferente», recuerda el comandante Diego.

Liderados por el entonces comandante Maestro y con las ganas como principal impulso, varios pilotos de la base de Armilla pusieron el germen de lo que hoy se ha convertido en una de las grandes atracciones del mundo de las acrobacias aéreas. «Al principio, hacíamos las exhibiciones para las visitas que venían a la base y fue el general Gallarza -el entonces JEMA- el que nos vio, le gustó y ayudó a fundar el grupo de manera oficial en 2003», señala el actual jefe del grupo.

Desde su primera exhibición en 2004, la Patrulla Aspa ha paseado la bandera española por 10 estados en alrededor de cien festivales . «No hay ningún otro país que cuente con una unidad como la nuestra. Somos los únicos que utilizamos cinco aparatos haciendo maniobras tan sorprendentes que despiertan un gran interés», apunta. De hecho, hace unas semanas hubo un equipo de grabación de una televisión china haciéndoles un reportaje en la base de Armilla (Granada) donde tienen su centro neurálgico.

Cada uno esconde una historia con un nexo común: la emoción que supone formar parte de la Patrulla Aspa. Un orgullo que se desprende de sus palabras. «Esto es lo máximo a lo que puede aspirar un piloto de helicóptero» , reconocen varios de ellos, algunos veteranos que han pasado por Afganistán o la Guerra de los Balcanes. En la cabina dejan a un lado los sentimientos y todo es mecánico. Riesgo controlado que arranca la admiración de la Costa Azul y refuerza el trabajo de este grupo de acróbatas del aire.